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jueves, 9 de febrero de 2012

VALDEANDEMAGICO PRESENTA: ¡¡¡ LA MATRIZ DE SONDAS DEL COMPLEJO PIRAMIDAL DE GIZA !!!


La teoría del todo de Valdeandemagico, presenta hoy, la matriz de sondas del complejo de monitorización de datos físicos de la tierra que había en Giza. Los datos fueron obtenidos por la empresa española, Movin Marine ( http://movinmarine.com) usando un radar M2, que alcanza hasta una profundidad de 2 Km.

Sondas de Giza, captadoras de las variaciones de las constantes físicas del planeta tierra, e

Matriz de sondas del complejo de pirámides de Giza
Llevamos ya un tiempo hablando y escribiendo poco a poco los elementos que formaban el complejo de monitorización de datos físicos de la tierra que se construyó en Giza. Y recordemos que la teoría de Valdeandemagico decía que hubo una gran catástrofe hace unos 12.000 años, que tuvo que ver con la inestabilidad magnética de la tierra, y que esto hizo que se modificara sustancialmente el relieve terrestre, y que se hiciera practicamente inhabitable durante algún milénio, así que hubo que construir un complejo que monitorizara como se iba estabilizando dicho campo magnético, y con ello haciendose habitable el planeta.

Para ello construyeron un complejo de monitorización en Giza, en el centro de masas del planeta tierra, obtenían muestras constantes de la información que pasaba por sus sondas, dichas muestras las mandaban al espacio, y desde un punto remoto, erán recibidas, demoduladas y analizaban sus variaciones. Describimos el amplificador fractal de salida, las guías de onda, las marcas que hacían en el ecuador magnético para tener puntos de referencia fijos ya que variaba el relieve terrestre. Vimos como las líneas de Nazca eran el código QR que identificaba a este planeta, y seguímos y seguimos viendo partes del complejo.
Reflejo en la orilla del río Duero, en Aranda. Valdeandemagico
Hoy toca hablar de las sondas, o de la matriz de sondas que construyeron debajo de las pirámides, las cuales eran las encargadas de monitorizar la información, traducían las variaciones de campos magnéticos, al igual que un micrófono es el encargado de traducir la voz en variaciones eléctricas, .

Logicamente uno de los temas de hoy es de como el agua es capaz de reflejar la información remota, y para entenderlo, nada mejor que un ejemplo visual. Nos hemos bajado el río que pasa cerca de nuestro pueblo de Valdeande, hemos ido a Aranda de Duero, nos hemos puesto en la orilla, y aunque el color del agua del Duero siempre ha sido, y es marrón, es curioso obserbar como podemos obtener de sus aguas, la información sobre el edificio que hay en la orilla.

Y aquí, lo más importante, y lo que creo que nadie duda en entender, es que si yo permanezco inmovil, y pongo la cámara de fotos en un trípode, permaneciendo también fija, y programa en la cámara que haga una foto cada minuto, y está así todo el día. Cuando llegue a casa y vea todas las fotos, o muestras sacadas a lo largo del día, simplemente obteniendo muestras de una zona fija, pero a una sonda que es el agua del río Duero de Aranda, sabría con exactitud a que hora a salido el sol, como ha ido moviendose, y sobre todo, que objetos habrían pasado delante del edificio, por ejemplo algún avión, alguna nube, alguna cigüeña... Parece mágico, que sacando fotos continuas a algo fijo, pueda obtener información como si han pasado aviones o no, pero sin embargo todos entendemos fácilmente que es así. También veríamos lógico que si ahora en vez de todo el día, tuviera la cámara haciendo fotos durante todo un año, pues detectaría cuantas veces a llovido, cuanto viento hace, y hasta si ha sido un año seco o lluvioso, analizando el nivel del agua, hasta una gran crecida indicaría tormentas. Quien duda que los rayos de las tormentas, se quedarían grabados en esa foto fija sobre el agua del río Duero de Aranda. Y como soy muy clásico, he usado una cámara de fotos de las antiguas, es decir simplemente se limita a abrir el obturador y dejar que entra la información, la cual se queda grabada en una película. Pero si mi bisabuelo viera eso, simplemente vería una caja vacia, y por mucho que le intentara explicar que su biznieto está intentanto grabar todas las vaciaciones físicas del entorno, pues él pensaría que ahora la juventud está loca, y que como con una caja hueca, iba a saber si había habido tormentas o no. Pues bien, todos sabemos que esto funciona así, y que ponemos un rollo de película donde se va grabando la información, pero como es aburrido estar con la cámara poniendo rollos y esas cosas, pues otra cosa que puedo hacer es sustituir el rollo, por un pequeño oscilador conectado a una antena. y ahora lo que sucede cada vez que se abre el obturador de la cámara, es que la información que entra, en vez de revelar el carrete fotográfico que ya no existe, lo que hace es modular el oscilador local que he instalado. Pero como esa señal va a una antena, significa que si yo estoy tranquilamente en Valdeande, pues cojo un receptor, sintonizo esa frecuencia de la cámara de fotos, y demodulo la señal, y voy viendo todas las fotos que va haciendo la cámara de fotos que tengo en el río Duero, la voy guardando en mi ordenador, y simplemente las voy comparando para ver la evolución de lo recibido. Y lo importante es tener claro que en la ordilla del río Duero, simplemente he puesto una caja vácia, que se abre y cierra cada cierto tiempo, y un pequeño oscilador conectado a una varilla de hierro. Y como estos días está de moda las tormentas solares, en otros capítulos explicaremos como con ese sencillo mecanismo, somos capaces hasta de detectar las variaciones de las tormentas solares del sol.

Y en este capítulo dedicado a las sondas de Giza, hemos entendido la fotografía del río Duero en Aranda, pero realmente debemos entender la holografía, una técnica muy semejante a la fotografía que permite la reproducción de imágenes tridimensionales fieles al original. La diferencia entre ambas técnicas es que en la fotografía se registra la imagen del objeto, mientras que en la holografía se registran las ondas de la luz que son reflejadas por dicho objeto, de esta manera es posible la reconstrucción empleando el mismo comportamiento físico.

Los cuatro rasgos tal vez más fascinantes de la técnica holográfica son, en primer lugar, la transformación de la representación bidimensional del objeto inscrita en el holograma, en una imagen tridimensional que reproduce la entera apariencia de ese objeto. En un holograma (del griego holos, total, y gramma, inscripción o dibujo) se halla presente, codificada en dos dimensiones, una información en cierto modo completa de las características espaciales del objeto representado. En segundo lugar, resulta llamativo el hecho de que esa información recogida en el holograma no guarde ninguna similitud aparente con la imagen que a partir de ella se genera. Visto con luz natural (incoherente), un holograma tiene el aspecto de una placa fotográfica semivelada, en la que apenas pueden distinguirse ciertas rayas más o menos concéntricas.
Una tercera y sorprendente diferencia entre una fotografía normal y un holograma, reside en el modo como la información se halla distribuida en uno y otro caso. En una fotografía, cada parte de la misma representa una parte específica del objeto que representa. En un holograma, por el contrario, cada parte, o ­cada región del mismo­ contiene información sobre la totalidad del correspondiente objeto. Así, mientras que una fotografía rasgada por la mitad sólo suministra información sobre la mitad del objeto que reproduce, cada uno de los fragmentos de un holograma roto sigue conteniendo información sobre todo el objeto holografiado ­si bien esa información es menos nítida cuanto menor es el fragmento en cuestión. Por último, un cuarto aspecto de la holografía relacionado con el anterior y digno de ser resaltado es el papel constitutivo que en esta técnica juega la relación entre las partes del holograma. Cada parte mínimamente extensa de un holograma posee una información global acerca del objeto representado. Pero es precisamente la interacción entre esas partes la que permite reconstruir visualmente ese objeto con claridad.


Pues bien, creemos que es fácil entender como desde las pirámides, se emitía un pulso el cual iba por las guías de onda, y llegaba hasta la matriz de sondas, y ahí el agua al recibir dicho pulso, lo reflejaba pero añadiendole la información que tenía almacenada. Y ese es el tic de la cuestión, el agua almacena memoria, y sería como la epigenética, es decir que analizando el ADN nuestro, podemos saber cosas de nuestros padres, de nuestros abuelos, pero lo más importante es que la epigenética nos dice si nuestros padres pasaron hambre, les tocó una guerra, o cosas así del entorno. Es decir, nuestro cuerpo no solo transmite lo heredado, sino como hemos sido modificados por el entorno que nos ha tocado vivir. Pues lo mismo sucede cuando analizamos el agua.

Cabe toda la tierra en una gota de agua
Todos entendemos que si vemos el amarillo del edificio en el agua del río Duero, y ese edificio lo vemos solo en el agua, es decir en la sonda de monitorización del agua, sabemos que realmente está en la orilla del río, y que tiene bastante altura. Hasta podemos llegar a entender que si en ese momento una de las maravillosas cigüeñas que suele haber en sus tejados, esstuviera volando en frente del edificio, también aparecería dicha cigüeña en la foto del agua, aunque tuvieramos que hacer un poco más de zoom, y también sabemos que si nuestros ojos y cerebro tuvieran más definición, podríamos verlo en 3D, ya que el agua lo transmite en 3D.

Pues si entendemos eso, que el agua del río Duero de Aranda, transmite la información de un edificio cercano, y de una cigüeña que vuela, lo mismo nos pasaría con el agua de las sondas del complejo de monitorización de datos físicos de la tierra, construido en Giza. Si en una foto de agua turbia, como es la del Duero, nos puede mostrar una cigüeña, podemos entender como el pulso reflejado de dichas sondas de agua, pueden llevar información que está lejos.

Y respecto a la frecuencia de trabajo, hay que tener en cuenta que el funcionamiento es exactamente igual para todas, simplemente si varía la frecuencia, pues varía la longitud de onda, luego a mayor frecuencia, necesitaremos antenas más pequeñás, y a menor frecuencia, pues antenas más grandes.

Lo importante, es que si nosotros tenemos unas antenas sintonizadas a una frecuencia determinada, como son nuestros ojos, y podemos apreciar como funcionan las cosas, simplemente con verlas, pues no hace falta saber grandes formulas matemáticas para comprender las cosas. Es tan sencillo, como tener claro que si vemos como funciona el faro de un coche y como hace de reflector, pues ya sabemos exactamente como funciona la antena parabólica que tenemos en el tejado, la única diferencia es la frecuencia de trabajo. Esto es importante para que la gente de la calle pierda el miedo a eso que parece mágico como son las ondas y sus frecuencias, pues solo es ver lo que pasa en el día a día con nuestros ojos, y eso mismo trasladarlo. Aunque tenemos el problema de que nuestra antena y nuestro receptor, no son de mucha resolución, pero para entenderlo, sirve.
Presentado al Dr. Zahi Hawass en Consejo Supremo de Antigüedades Egípcias.

Y para estudiarlo hemos cogido la información de las prospecciones hechas por la empresa Movin Marine www.movinmarine.com que utiliza un radar colgado de un helicoptero para hacer mapas del subsuelo. El estudio, encargado por el consejo de antigüedades de Egipto, documenta nuevas salas y toda una red de canales de agua subterraneos.


Los resultados se le presentaron a Dr. Zahi Hawass, el todo poderoso Dios y Señor de la arqueología egipcia, aunque ya sabemos que tenía un sueldo de National Geographic, por lo que está claro que era dueño y señor, pero también sabemos a quien obedecía, que normalmente es a quien le paga.



La teoría del todo de Valdeandemagico no está de acuerdo con las explicaciones de que las pirámides eran para subir agua, ni como se construyeron, ya que la teoría del todo de Valdeandemagico dice que simplemente utilizaron moldes, masa, geopolímeros y cementos de fraguado rápido, tal y como lo haríamos hoy en día sin embargo, sí que piensa que ese estudio hecho con el radar, perfectamente puede ser real, ya que esas sondas de agua encajan perfectamente dentro del complejo de monitorización de datos físicos de la tierra,que propone la teoría del todo de Valdeandemagico. Los estudios geofísicos se suponen que son siempre iguales, y ahora lo que variamos son las intrepretaciones que cada uno de nosotros damos a los datos obtenidos.

Evolution of the Pyramid of Cheops from MOVIN MARINE on Vimeo.



Evolution of the Pyramid of Cheops from MOVIN MARINE on Vimeo.
Este estudio se llevó a cabo en 2009 tras sobrevolar el área objeto de análisis con el Radar M2. El principal objetivo de la misión principal fue determinar y razonar la utilidad de las pirámides. Las ondas del radar alcanzaron una profundidad de 2 kilómetros bajo tierra y se examinó un área de más de 300 kilómetros hasta llegar al Golfo de Suez, donde también se localizaron construcciones bajo el mar.

El estudio permite concluir que la función de dichas pirámides era la extracción de agua. El Nilo no existía hasta subir los niveles del mar, que rompió las canalizaciones que unen las pirámides.

Esta expedición fue dirigida por Joaquim Casellas con el personal técnico de Movin Marine. El objetivo de la campaña fue estudiar y contrastar que todas las pirámides del mundo ejercen la misma función. Los conjuntos de pirámides están completamente asociadas con el agua del subsuelo con extensas canalizaciones que las unen. La gran pirámide de keops experimentó varias evoluciones en la construcción que mostramos más adelante.

Este informe se presentó al Dr. Zahi Hawass en Consejo Supremo de Antigüedades Egípcias.

Aquí queremos dejar algunos estudios más que han realizado en España como el dolmen de Cobertella, o el puerto antiguo de Cadiz.





AMACENAMIENTO DE INFORMACIÓN
La holografía permite almacenar una gran cantidad de información en un pequeño volumen .
Cálculos teóricos muestran que en un cristal del tamaño de una uña humana, es posible almacenar toda la "Enciclopedia Británica"
En la práctica , las imágenes son almacenadas en memorias holográficas .
La razón es que el almacenamiento de una imagen en una memoria digital requiere la descomposición de la imagen en pixels ("picture elements") - (elementos de imagen), que son pequeños puntos de los que está compuesta la imagen.
La memoria holográfica almacena la imagen entera como una sola unidad .
Los problemas prácticos con la memoria holográfica están relacionados con la transformación de la información en el ordenador .
En teoría , para cada ángulo se almacena una imagen diferente , debido a que se trata de un patrón de interferencia diferente. Por lo tanto, en un cristal en tres dimensiones pueden almacenarse miles de imágenes.
Transparente, pequeña y ligera pero a la vez enormemente capaz. Este pequeño cristal del tamaño de un sello de correos puede almacenar hasta 1 GB de datos. No utiliza ni un solo chip y no tiene partes móviles. La información se guarda en su interior de forma holográfica y tridimensional.

DoCoMo, la compañía japonesa de telefonía móvil, ha anunciado su comercialización para el año 2005. Se llamará Info-MICA y tendrá una serie de ventajas impensables en las memorias actuales como, por ejemplo, el bajo consumo eléctrico y la imposibilidad de copiar su contenido.

DoCoMo planea instalar esta tecnología en teléfonos móviles y agendas electrónicas. El bajo precio de los cristales –inferior a dos euros– hará posible que se distribuyan también con revistas y cupones. La compañía prepara un modelo con 10 GB con el mismo tamaño y peso para la distribución de películas. Adiós al DVD.


LA METÁFORA DEL "HOLOGRAMA SOCIAL".
Pablo Navarro, Universidad de Oviedo, España
pnavarro@netcom.es
La noción de complejidad no admite una aproximación simple. Las realidades complejas son tanto proceso como resultado, mecanismos generativos subyacentes al igual que producto manifiesto de los mismos. En este artículo trataremos de uno de esos mecanismos generadores de complejidad, el modelo de organización holográfico: una forma de organización en la que, como se verá, las partes que componen una determinada realidad contienen información acerca de la totalidad de la misma y, por ello, son en cierto modo capaces de constituir tal realidad autónomamente, cada una por su cuenta.
La holografía es, en su sentido originario, un procedimiento de fotografía sin lente ideado en los años cuarenta por el ingeniero Dennis Gabor (Pribram, K. H. y Martín Ramírez, J., 1980). Mediante tal procedimiento es posible generar imágenes tridimensionales de objetos físicos a partir de la impresión, en una placa fotográfica, de los patrones de interferencia entre dos haces de luz coherente (monocromática y en fase): uno que ilumina directamente la placa y otro que resulta reflejado por el objeto. Estos patrones de interferencia plasmados en la placa constituyen el holograma que codifica la información necesaria para reconstruir la imagen en tres dimensiones del objeto original. La reconstrucción se realiza iluminando la placa con un haz de luz idéntico al que la impresionó directamente.
Los cuatro rasgos tal vez más fascinantes de la técnica holográfica son, en primer lugar, la transformación de la representación bidimensional del objeto inscrita en el holograma, en una imagen tridimensional que reproduce la entera apariencia de ese objeto. En un holograma (del griego holos, total, y gramma, inscripción o dibujo) se halla presente, codificada en dos dimensiones, una información en cierto modo completa de las características espaciales del objeto representado. En segundo lugar, resulta llamativo el hecho de que esa información recogida en el holograma no guarde ninguna similitud aparente con la imagen que a partir de ella se genera. Visto con luz natural (incoherente), un holograma tiene el aspecto de una placa fotográfica semivelada, en la que apenas pueden distinguirse ciertas rayas más o menos concéntricas.
Una tercera y sorprendente diferencia entre una fotografía normal y un holograma, reside en el modo como la información se halla distribuida en uno y otro caso. En una fotografía, cada parte de la misma representa una parte específica del objeto que representa. En un holograma, por el contrario, cada parte ­cada región del mismo­ contiene información sobre la totalidad del correspondiente objeto. Así, mientras que una fotografía rasgada por la mitad sólo suministra información sobre la mitad del objeto que reproduce, cada uno de los fragmentos de un holograma roto sigue conteniendo información sobre todo el objeto holografiado ­si bien esa información es menos nítida cuanto menor es el fragmento en cuestión. Por último, un cuarto aspecto de la holografía relacionado con el anterior y digno de ser resaltado es el papel constitutivo que en esta técnica juega la relación entre las partes del holograma. Cada parte mínimamente extensa de un holograma posee una información global acerca del objeto representado. Pero es precisamente la interacción entre esas partes la que permite reconstruir visualmente ese objeto con claridad.
Considerados desde un punto de vista general, estos cuatro rasgos de la holografía pueden concebirse como otros tantos principios organizadores de esa realidad abstracta que llamamos información. En primer término, la relación entre el holograma y la reconstruida imagen tridimensional del objeto ejemplifica un principio de emergencia: determinada información codificada en un cierto nivel de realidad, puede resultar constitutiva, en un contexto adecuado, de entidades pertenecientes a un nivel de realidad superior, irreductible al primero. Segundo, la codificación de la información acerca de un objeto emergente, tal y como se materializa en ese nivel de realidad subyacente al mismo ­en el "plano generativo" correspondiente al holograma­, no tiene por qué resultar isomorfa respecto al modo como esa información se encarna y manifiesta en el dominio emergente ­el objeto visualmente reconstruido. Cabe denominar principio de transducción informacional a esta pauta de organización de la información.
En tercer lugar, el estilo holográfico de organización de la información establece una peculiar relación entre las partes de un todo y esa misma totalidad. Una relación por la que las partes codifican de algún modo ­o, con mayor precisión, poseen modelos generativos de­ la totalidad en la que se incluyen. Puede darse el nombre de principio del todo en las partes a esta sutil relación de inclusión mutua, dinámica y generativa, entre la totalidad y los elementos subyacentes que la componen. Por último, y como ya se ha apuntado, las partes de un holograma constituyen la referida totalidad, como realidad emergente, a partir de esa codificación propia ­de esos modelos generativos en ellas presentes­, pero también de manera cooperativa, por medio de procesos de interacción entre las mismas. Se trataría de un principio de constitución interactiva según el cual es justamente a través de las interacciones de las partes ­que componen el llamado 'plano generativo'­, como se crea el objeto emergente codificado en esas partes.
Más allá de su concreción tecnológica originaria ­como holograma fotográfico u óptico­, la noción de holograma parece capturar, siquiera sea de forma metafórica, un principio de organización general que estaría presente en muy diversos dominios de lo real. Así, por ejemplo, un organismo pluricelular tiene un estilo de organización en cierto modo análogo al holográfico (Morin, E., 1986): a partir de un determinado genotipo ­que cumpliría una función equivalente a la de la placa que contiene el holograma­ se genera una realidad emergente, el fenotipo de ese organismo. Un fenotipo cuyas características no guardan una relación de isomorfía, al menos manifiesta, con la realidad subyacente que lo produce ­el referido genotipo.
Obsérvese, además, que ese genotipo está presente ­como genoma­ en cada una de las células ­de las partes constitutivas básicas­ del organismo pluricelular en cuestión. De modo que cada una de las células de un organismo pluricelular codifica ­en el genoma que contiene­, la información en principio necesaria para constituir ese entero organismo. Y, efectivamente, esas células constituyen ­producen y reproducen­ la totalidad emergente de tal organismo de manera conjunta, a través de complejos procesos de interacción bioquímica ­equivalentes a los "patrones de interferencia" materializados en el holograma. Esta organización del organismo pluricelular como "holograma biológico" sería el fundamento de la aparición en el mundo de la vida de dominios de realidad claramente emergentes, como formas de conducta complejas y fenómenos mentales.
Contemplada desde un punto de vista máximamente general, es posible emparentar la idea de holograma con la noción matemática de "autosimilaridad" (Gleick, J., 1987). Un objeto es autosimilar cuando exhibe la misma o parecida estructura en cualquiera de sus escalas de descripción. Esta peculiaridad es característica de los llamados "objetos fractales", como el conjunto de Mandelbrot (Mandelbrot, B., 1975). Por su parte, la noción de "autosimilaridad" puede entenderse como una versión matemática de las ideas de "autorreflexividad" y "autorreferencia" (Bartlett, S. y Suber, P., 1987). Según se ha sugerido, un holograma, óptico o biológico, es en cierta forma un objeto autosimilar, esencialmente redundante, en uno al menos de sus niveles de descripción. De ahí que pueda concebirse también como un objeto autorreflexivo y autorreferente: pues ese nivel autosimilar, de un modo u otro, "se refiere a sí mismo", se autorrefleja, al propio tiempo que "representa" el objeto que genera como totalidad emergente.
Conviene apuntar, de pasada, que la idea de holograma se ha aplicado también en otros ámbitos científicos ­por ejemplo, para modelizar la dinámica de los procesos neurales en el cerebro (Pribram, K. H. y Martín Ramírez, J., 1980). Por otro lado, la idea de objeto fractal está siendo utilizada en áreas de conocimiento muy diversas, incluida la cosmología, donde ciertas teorías la emplean como elemento conceptual básico para describir la estructura del universo en su conjunto (Linde, A., 1994; Martínez, V. J. y otros, 1995).
En el campo de las ciencias sociales, la noción de holograma ha sido utilizada como metáfora ilustrativa de fenómenos sociales por Jesús Ibáñez y Edgar Morin y, posteriormente, por el autor de este artículo. El concepto de holograma es, como se ha visto, complejo, y su empleo metafórico admite múltiples facetas. Así, Ibáñez utiliza la distinción entre luz coherente y luz incoherente para expresar las diferencias existentes entre las imágenes de la realidad social generadas, respectivamente, por los métodos de investigación "distributivos" ­básicamente, la encuesta estadística­ y "estructurales" ­como el grupo de discusión.
    «Entre ambos modos de muestreo (estadístico y estructural) hay una diferencia comparable a la que existe entre un fotograma (obtenido por reflexión de una iluminación incoherente, como la luz solar en la que las radiaciones no están en fase) y un holograma (obtenido por reflexión de una iluminación coherente, como la del "láser" en la que todas las radiaciones están en fase); cada parte del fotograma contiene información sobre una parte del objeto (si se parte por la mitad, queda toda la información de la mitad correspondiente del objeto); cada parte del holograma contiene información sobre todo el objeto (si se parte por la mitad, queda una información sobre todo el objeto la mitad de definida). En la encuesta estadística cada unidad de información es independiente de las demás (por eso hay que unirlas después con el cemento lógico del análisis estadístico) ­como la luz incoherente­; en el "grupo de discusión", en cambio, obtenemos un discurso que está estructurado ­como la luz coherente­» (Ibáñez, J., 1979, pp. 264-265).
Todo parece indicar, en efecto, que ­en determinados contextos­ los actores sociales humanos muestran una capacidad congénita para poner sus percepciones sociales "en fase", para captar la "longitud de onda" de la situación de interacción que enfrentan y, así, para "entrar en resonancia" unos con otros. Pero si tal cosa resulta posible, es porque cada uno de esos actores dispone de un acervo de "patrones de resonancia interactiva" que le permite elegir la longitud de onda adecuada a cada situación y, de este modo, comunicarse y desplegar su acción social en una compleja red de expectativas recíprocas. La actualización de la referida capacidad para "entrar en sintonía" o "en fase", a través de la evocación de los acervos más o menos similares de "patrones de resonancia interactiva" que poseen los participantes en el "grupo de discusión" sería, según parece dar a entender Ibáñez, el objetivo de esta técnica de investigación social. La importación por Ibáñez de la metáfora holográfica al terreno de la teoría sociológica ha sugerido desarrollos ulteriores (Navarro, P., 1994), que intentan ampliar y precisar su potencial explicativo en este campo.
En esa línea, es posible asumir como hipótesis de trabajo la afirmación general de que las realidades sociales propias de nuestra especie se estructuran según un estilo de organización afín al holográfico. Y ello, en varios sentidos. En primer lugar, las sociedades humanas se constituyen básicamente en dos niveles de realidad: un nivel subyacente, generativo, "genotípico", y un nivel emergente, "fenotípico", producido a partir del anterior. Los elementos constitutivos del primer nivel son los sujetos individuales como realidades de conciencia. El segundo nivel ­el "fenotípico"­ no es otro que el aspecto macro-objetivo de las realidades sociales humanas ­la facticidad misma de lo social. Nos encontramos aquí con una versión indudablemente sui generis del "principio de emergencia" ya comentado.
En segundo lugar, el tipo de información que determina la estructura de las sociedades humanas en su "plano generativo" ­constituido por las conciencias individuales­, no guarda necesariamente una relación de isomorfía con la clase de información que estructura el dominio emergente de esas sociedades ­su aspecto macro-objetivo. Es más, no sólo no se da una isomorfía manifiesta entre ambos niveles de realidad, sino que uno y otro pertenecen, prima facie, a dominios ontológicos distintos ­subjetivo el primero, "objetivo" el segundo. El "principio de transducción informacional", al que se hizo referencia más arriba, también es en este caso un principio de transducción ontológica.
Además, las realidades sociales humanas se caracterizan por estar compuestas por unidades ­los sujetos individuales­ que están en posesión de modelos dinámicos, generativos y, en cierto modo, completos, de esas mismas realidades. Cada miembro de una sociedad dispone de un modelo propio, idiosincrásico ­y que se produce y reproduce a sí mismo constantemente­ de esa sociedad en la que habita. Una sociedad que no es, en el 'plano generativo', sino el conjunto de esos modelos. Se trata de "principio del todo en las partes" característico, como se vio, del modo de organización holográfico. Por último, las sociedades humanas se organizan según un "principio de constitución interactiva". Aquello que las constituye en el "plano generativo" es justamente la interacción entre sus partes componentes ­los sujetos individuales. Y esta interacción es también lo que ­en última instancia­ determina los rasgos típicos de esas sociedades en el plano "macro-objetivo" emergente. Este plano "macro-objetivo" se limita a transducir, en un ámbito de realidad propio, diferenciado ­de ahí su carácter emergente­ la dinámica del dominio interactivo que lo subtiende.
Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, todavía no se ha hecho adecuada referencia a la propiedad más peculiar y significativa del "holograma social". Es una doble propiedad, que diferencia radicalmente las sociedades humanas de otras realidades organizadas también de forma holográfica, y que convierte al holograma social en un objeto mucho más complejo que sus análogos ópticos, neurales o biológicos. Se trata, por un lado, de lo que se llamará el plegamiento del "plano emergente" sobre el "plano generativo" y, por otro, del carácter ultraholográfico de ambos. En las realidades sociales humanas, el "plano generativo" ­las conciencias de los sujetos individuales­ no se limita a determinar de manera subyacente el "plano emergente" ­los aspectos "macro-objetivos" de lo social.
Ese 'plano generativo' incluye asimismo representaciones explícitas de la emergencia que él mismo genera ­del propio dominio "macro-objetivo". Es como si, en las sociedades humanas, el fenotipo ­que en cierto modo incluye el genotipo que lo constituye­ estuviera, a su vez, explícitamente incluido en ese genotipo. Para decirlo en términos tal vez más familiares: en las realidades sociales humanas, el dominio macrosocial no es simplemente producto del ámbito microsocial, sino que también anida explícitamente en este ámbito. Y lo hace a través de las representaciones idiosincrásicas y más o menos elaboradas que las conciencias de los sujetos individuales engendran espontáneamente acerca de ese dominio. Esta nidificación mutua del genotipo y el fenotipo social o, si se prefiere, esta reflexividad entre los niveles macro y micro, actúa como una poderosísima fuente de complejidad, y está en el origen del impresionante potencial de cambio de las sociedades humanas ­sobre todo de las modernas (Lamo de Espinosa, E., 1990).
Además, el referido plegamiento reflexivo de los niveles generativo y emergente, micro y macro, tiene, como ya se ha apuntado, un carácter "ultraholográfico". Es decir, puede nidificarse indefinidamente, en sucesivos niveles recursivos, en cualquiera de los puntos ­de las conciencias­ del holograma social. Esta propiedad se instrumenta por medio de las capacidades auto- y heterorreflexivas de la conciencia humana: yo puedo imaginar el modo como alter concibe la realidad social, tanto a nivel micro ­en relación con una situación concreta de interacción­ como macro. Pero puedo representarme asimismo el modo como alter imagina las correspondientes concepciones de un segundo alter, y también el modo como alter imagina que este segundo alter imagina, a su vez, las de un tercero, etc.
Esta capacidad, específicamente humana y potencialmente infinita, de representación recursivamente transconsciente, no funciona sólo en sentido transitivo, sino también de manera propiamente reflexiva: yo puedo imaginarme la forma como alter concibe mis propias concepciones acerca de la realidad social ­o acerca de cualquier otra realidad. Se trata de una capacidad que cabe denominar, con cierta propiedad, "ultraholográfica": en cada parte ­en el seno de cada conciencia individual­ no sólo es posible representar el todo, sino también una pluralidad de partes cada una de las cuales puede, a su vez y en sucesivos niveles recursivos, representarse ese todo.
Esta facultad ultraholográfica de la conciencia humana está en el origen de la complejidad característica del modo de acción propio de nuestra especie, de la agencia. Es asimismo el mecanismo hiperreflexivo que subtiende la constitución de las realidades sociales humanas, y que explica tanto la exuberancia estructural de las mismas como su fabuloso potencial de cambio ­en definitiva, su riqueza morfogenética (Navarro, P., 1996). La noción de "holograma social" corre el riesgo de ser radicalmente malentendida si la relación a la que alude entre las partes y el todo se interpreta de manera trivial y, en cierto modo, invertida: como una relación de copia o mímesis.
La idea de holograma social propone aproximadamente lo contrario de lo que suele asumir cierta tradición, tal vez dominante, del pensamiento sociológico. A saber, que "la sociedad" es, en esencia, una realidad subsistente por encima de los individuos, en la forma de una "conciencia colectiva" -sistema de normas, cultura, ideología, etc. Y que los sujetos sociales asumirían la condición de agentes sociales, y se definirían como tales, meramente a partir de la "interiorización" y "reproducción" de esa realidad externa y superior a ellos. Desde el punto de vista holográfico, las "partes" no mimetizan el todo social, sino que lo constituyen: del mismo modo que el genotipo de un organismo no es una "copia" de su fenotipo, sino su "original", las conciencias de los sujetos individuales no son imitaciones en miniatura de lo que a fin de cuentas es su producto emergente -el "orden social"-, sino causa del mismo. En realidad, y debido a la reflexión característica de los niveles macro y micro, no hay un todo social, sino tantas versiones del mismo como sujetos individuales que lo postulan.
El holograma social que tiende a constituir el mecanismo hiperreflexivo de la conciencia humana es sin embargo, a un tiempo, necesario e imposible. Es necesario porque no podemos dejar de construirlo imaginariamente en el curso de nuestra acción social ­como no podemos actuar sin asumir el postulado de nuestra libertad. Necesitamos creer que podemos entender a los demás para actuar socialmente con sentido, y la puesta en ejecución de esa creencia coincide con la constitución reflexiva de nuestro propio holograma social individual. Mas esa creencia nuestra resulta irremediablemente defraudada, y por tanto su ejecución se revela tarde o temprano imposible: el intento de reproducir reflexivamente las conciencias ajenas fracasa siempre, en una u otra medida, y nuestro imaginario holograma debe ser una y otra vez reconstruido, como un castillo de naipes permanentemente rehecho y destinado siempre a derrumbarse de nuevo.
¿Cómo surge el aludido aspecto "macro-objetivo" de lo social, a partir de ese mecanismo de socialidad reflexivamente holográfico que es propio del ser humano? En este punto, la paradoja es notable: pues tal aspecto "macro-objetivo" no surge de ese mecanismo, sino precisamente de las limitaciones intrínsecas del mismo. El factor que causa la emergencia de los aspectos reificados de la vida social ­cada vez más potentes y abarcadores en las sociedades modernas­ no es la reproducción de la intencionalidad de los agentes sociales en la conciencia de cada uno de esos agentes, sino los procesos dedisipación de esa intencionalidad en el proceso mismo de la interacción entre tales agentes. Pues esa disipación intencional es un fenómeno creativo, que en lugar de conducir a un incremento global del desorden de la sociedad, origina la aparición de nuevas estructuras no sometidas directamente al control reflexivo de las conciencias de los agentes que inducen con su acción la emergencia de esas estructuras. En efecto, estas estructuras son, por su forma de constituirse ­a partir no de la intención de los agentes sociales, sino de las consecuencias inopinadas y a menudo indeseadas de esa intención­, auténticas estructuras disipativas intencionales capaces de controlar la acción de los individuos a través de la propia opacidad que les da origen (Navarro, P., 1996).

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