La Tierra gira diferente, a diferente velocidad.
Todos los integrantes de este planeta nos sentimos diferentes. Todo parece acelerarse sin poder hacer nada para continuar controlando nuestra vida. Algo externo a nuestro ser parece arrebatarnos el “modus vivendi” en el cual hemos estado durante todos estos años, o incluso, vida.
Nos sentimos llevados por una energía ajena a nosotros, pero a la vez familiar que nos permite tomar decisiones a cada instante. Éstas nos llevan a otras, y con las semanas, los meses, parece como si todos los caminos nos llevasen a uno solo, en el cual convergen los otros senderos de aquellos que nos rodean.
Muchos son reacios a adentrarse en el camino. Titubean, dudan y se plantean qué está pasando, mientras que los demás su expresión parece transformarse en felicidad, alegría e ilusión por abrirse las compuertas de la esperanza de un mundo nuevo, tal como sus corazones les han hablado desde hace tiempo.
Todos nos encontramos en la unión de los caminos que llevan a uno solo, más ancho y luminoso.
Gran parte de los asistentes dan el primer paso para poder vivir la experiencia más radiante de su vida: ser ellos. Otros recelan de esta unión, desapareciendo las separaciones y etiquetas a las que estaban acostumbrados.
Un nuevo día amanece. Resplandeciente en el horizonte y el presente.
Parece como si la Tierra se hubiera decantado hacia abajo para hacernos declinar hacia lo que es inevitable. Cada vez hay más seres que sienten la fuerza de su corazón, de su voz. Una voz que proviene de las entrañas de su esencia, de su divinidad y que ahora ha encontrado una grieta donde florecer a la superficie y ser escuchada por los oídos del propio ser.
El momento de la Gran Decisión ha llegado a los pies de la humanidad. La Tierra bate diferente, vibra y siente diferente. Nos avisa de su resurrección y alerta a los que están abiertos de corazón y han despertado de su letargo espiritual dándoles a conocer que la nueva vida y el nuevo ser ya están llamando a la puerta. Ya están aquí.
Nuestros pensamientos, palabras, gestos, actitudes y presencias han generado la energía necesaria para crear lo que es una nueva raza humana, una nueva conciencia y un grado de amor más cerca al existente de nuestro verdadero Hogar.
Nuestras emociones se intensifican y se inquietan. Saben del momento. Nos sentimos inquietos, abiertos a las señales que nuestro día a día puede llegar a mostrarnos.
Momentos de celebración hay en nuestras almas por el Gran Despertar de la Conciencia. Seres de más allá de nuestra dimensión se acercan al darse cuenta del gran momento y las energías desprendidas por el nuevo humano. En el universo hay curiosidad por nuestro proceso de evolución. Nuestro libre albedrío y nuestra capacidad de evolucionar debido a la presencia de la conciencia, hace que las campanas y las melodías del firmamento resuenen por doquier anunciando una nueva vida, una nueva manera de andar por el camino de la Ascensión, atrayendo a seres de nuestra galaxia y de más allá al sentir la resonancia con la vibración de nuestro Hogar, del cual todos procedemos.
En nuestro amado planeta se está creando un espacio para que el Cielo pueda estar en la Tierra. Se están uniendo las dos dimensiones, y las energías de nuestro mundo van elevándose creando la perfección de la vida y el equilibrio, dando lugar al amor, la compasión, la tolerancia y la unión entre todos los seres existentes en él.
Una emocionada melodía interpretada por los corazones del ser humano, dirigida por la batuta de la Voluntad Divina, resuena en las células de cada materia viviente.
Las distancias van acortándose, las tensiones disolviéndose, y los orgullos derritiéndose por la dulce armonía del nuevo ser que va apareciendo en la Tierra.
Habrá un final diferente a lo predicho siglos atrás por videntes y médiums. La Tierra no está siguiendo tal como se predestinaba. Nada será como lo dicho. Lo nuevo e inesperado por las mentes centradas en la forma, desestructurarán los cánones previstos y establecidos hasta el presente. Ya, ahora, nada será igual. Nada es igual.
Nos encontramos en la conjunción de los caminos. Ahora solo hay uno delante nuestro, no varios como en antaño. Solo uno que nos lleva a nuestra realización y manifestación del verdadero ser que somos. Nuestra divinidad pide paso entre la incertidumbre, los recelos y las dudas.
No temáis. Nada debéis de temer, porque el camino trazado ha sido creado por vuestro corazón para vuestro mayor bien.
No temas, amado hermano de la luz, atrapado en este cuerpo en el cual te encuentras. Nada debes de temer porque estás siendo amado, protegido y guiado. ¿Acaso crees que has llegado hasta aquí por puro azar? Todo se encuentra en ti para tu mayor bien. Déjate llevar y confía. Nada debes de temer. Al final, todos deberemos de dar el paso para adentrarnos en este único camino, murmurando debido a los miedos o no, pero el paso lo darás. ¿No crees que esta es la mejor hora para hacerlo?
Abre tu corazón, tu mente y tu conciencia para poder ver el camino de tu alma hacia la Ascensión.
No pensar, no organizar, solo sentir tu corazón y levantarte para dirigirte por el camino de la Luz de tu interior. Solo Amor, Paz y Unicidad con todo, todos y contigo mismo/a.
La Tierra y el universo resuenan con gran intensidad por las vibraciones de una nueva conciencia floreciendo por el despertar de un nuevo ser.
Tú eres uno de ellos. Bienvenido.
Que el Amor y la Paz sean en ti.
Jordi Morella.-