Para resguardar el pudor de las familias estadounidenses que presenciaban las transmisiones en directo de las misiones Apolo, la NASA se tomó una serie de molestias para así asegurase de que los astronautas no dijeran malas palabras al aire, en la Luna.
La exploración espacial en la década de los sesenta y al principio de los setenta fue parte del entretenimiento casero de los estadounisenses. Las transmisiones de radio y televisión de las hazañas del hombre conquistando al espacio eran pare del adoctrinamiento de los ciudadanos y de su imaginaria: necesariamente debían incluir a toda la familia. Los astronautas eran los modelos de los valores “americanos” –la NASA reclutaba hombres con un pasado intachable, generalmente casados y creyentes.
Las transmisiones de los eventos cúspides de exploración espacial eran en vivo (aunque el conspiracionista recalcitrante podrá objetar que en realidad eran grabadas en un estudio de cine); esto presentaba un problema ya que muchos de los astronautas, como seres comunes y corrientes, solían decir improperios al realizar su trabajo y esto, en la TV de hace cincuenta años, era inaceptable.
Un caso famoso fue el del Comandante Tom Stafford que, después de reconocer el cráter Censorinus A, se vio distraído por unas “sombras dramáticas” alrededor del cráter. “Tenemos a Censorinus A aquí”, dijo en una transmisiín en vivo “más grande que la mierda”.
Según los reportes, Jack Schmitt, colega astronauta, corrigió con perspicacia, diciendo que Strafford había querido decir “Hay está Censorinus… más grande que Schmitt”.
Este caso menor sentó un antecedente. El astronauta Pete Conrad tenía la costumbre de proferir improperios al pormayor. NASA llevó a Pete Conrad con un psiquiatra que le implantó la idea, bajo hipnosis, de que su mente tarareara cuando sintiera la necesidad de decir una grosería. Las transmisiones de Pete Conrad están puntuadas algo así como “dum de dum de dum dum dum”.
Esta anécdota meramente curiosa hará a algunos especular si la NASA recurrió en otras ocasiones a técnicas de programación mental para controlar a sus astronautas y bajo qué intenciones.
La información aquí presentada se basa en los libros:
Charles Murray and Catherine Bly Cox. Apollo. 2004.
Tom Stafford and Michael Cassutt. We Have Capture. 2004.