Si la Tierra se ha ido abriendo, también los Oceanos han ido abriéndose camino. La vida siempre gana la batalla de la evolución. La existencia crece incluso aunque el ser humano lo niegue. Es inexorable el género que llegue a leer estas letras y no cuestione su verdadera esencia. “Las almas y los corazones vuelan al lugar donde tienen su Orión”. Y no hace falta ser un experto en antiguas lenguas para darse cuenta que los lugares más jóvenes, son aquellos que forman Islas allí dónde volcánicamente los lugares más viejos desaparecen con las mareas.
Allí donde la marea crece, la vida renace. Allí donde la marea remite, la vida remite. Es una cuestión de observación. Las islas nuevas, nacen allí donde los volcanes emanan su esencia. ¿Realmente nos han contado la verdad?
La Tierra está viva e interactúa con las tormentas solares. Las caricias del Sol estremecen a la Tierra cuya superficie incide en movimientos tectónicos. ¿Es tan exótica este Teoría?
Miren y saquen sus propias conclusiones.
La cuestión no es baladí. La flujogénesis de los propios osciladores armónicos de la Tierra es vida. Si la Tierra reacciona a su propia flujogénesis significa que los seres humanos que en ella habitamos, también reaccionamos.
Donde hay volcanes hay vida. Donde existe actividad, existe creación. Donde hay vida hay generación.
Saquen sus propias conclusiones.
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