Testimonio del Cielo y la Tierra en el Litoral Ecuatoriano
Julia Calzadilla Núñez©
El trabajo que hoy publicamos en exclusiva para los lectores de Crónica Subterránea, tiene a la escritora de origen cubana Julia Calzadilla Núñez como su autora, la cual es una de las investigadoras más importante del mundo de habla hispana.
Dueña de un Currículum impresionante que cuenta en su haber con una Licenciatura en Historia del Arte, poetisa, narradora, traductora literaria, Calzadilla, es además, experta egiptóloga y una gran estudiosa de las culturas antiguas, resultando hoy por hoy, una de las voces más autorizadas en la materia, siendo este estudio, preludio, de un futuro reportaje que muy pronto daremos a conocer.
Atienda el lector, los Andes están hablando!
Agradecimientos:
A Doña Flor María Dueñas,
A Verònica, Patricio y Verito Tamariz-Dueñas, propietarios del sitio de Chirije.
A Rosario Verdecia, Alfredo Harmsen y familia, por el contacto que me facilitaron con ellos.
A Miriam Gómez Muñoz, que fue la punta del hilo que inició esta urdimbre investigativa y a quien debo las fotos tomadas en el Museo local.
Al curador Francisco Paladines, que con tanta gentileza y pericia nos guió durante la visita a dicho sitio.
Va aquì todo mi Amor por esta cultura precolombina y por este sitio en general, donde los huesos de la tierra y las naves del cielo han dejado un legado trascendente en nuestro planeta y en el Universo.
Julia Calzadilla Núñez
Licenciada en Historia del Arte,
Egiptóloga y estudiosa de culturas antiguas
Guayaquil, marzo de 2011
CHIRIJE: TESTIMONIO DE CIELO Y TIERRA EN EL LITORAL ECUATORIANO
Como en todas las culturas antiguas, la decodificación de símbolos es uno de los métodos indispensables para conocer la esencia inherente a cada una de sus manifestaciones, así como el mensaje –por lo general, cuidadosamente velado— que estas transmiten.
En el caso de la costa occidental del Ecuador, el análisis que nos proponemos hacer --combinando razonamientos deductivos e inductivos en un enfoque a la vez arqueológico y ufológico--, nos permitirá desglosar los elementos que componen este fascinante enigma que, paradójicamente, como un oxímoron cultural, arroja luz sobre muchas de las interrogantes abiertas desde hace siglos a nivel planetario.
Comencemos por la etimología de la palabra América que trato en el siguiente artículo de mi autoría1:
HALLAZGO DE ESTRUCTURAS SUBMARINAS EN EL OCCIDENTE DE CUBA: ¿OBRA DE LA NATURALEZA O DEL HOMBRE?
“(…) En mi libro La Gran Rueda (Una lectura decodificatoria de la Espiritualidad en los Misterios del Antiguo Egipto) [2] el signo jeroglífico MER es uno de los pilares en torno a los cuales se fundamenta la teoría en él planteada sobre el recorrido iniciático en los Misterios egipcios. Analizado en toda su polisemia –amor, arado, pirámide, canal– la huella de la voz Mer está presente en numerosos vocablos que en todos los casos apuntan a una elevada espiritualidad, i.e., Meru (Monte), Mercabah, el bíblico carro de Ezequiel, Ta-Mert, "la tierra bien amada", uno de los nombres del viejo Egipto.
¿Por qué no también en América, palabra que no deriva del nombre del navegante y geógrafo italiano "Americo" Vespucio quien, en realidad, se llamaba Alberico? [3]. La creencia generalizada es que fue Vespucio quien dio nombre al continente y que esta denominación se utilizó por primera vez en el siglo XVI. Analicemos dicho error:
En su magistral obra Isis sin Velo, Helena Petrovna Blavatsky, fundadora de la Teosofía, presenta diversos argumentos que fundamentan su criterio de que el nombre América era muy anterior a la época de Vespucio: enlaza esta palabra, América, con la comarca montañosa nicaragüense denominada Americ, Amerrique o Amerique, "que se extiende entre Jucigalpa y Libertad en el departamento de Chontales (...)", señalando que en "el idioma indígena las terminaciones ic e ique significan grandeza, jefatura y dignidad, como por ejemplo cacique.
Asimismo, apunta que en el relato de su cuarto viaje, Colón cita "el poblado de Cariai (probablemente Cacai) (...) situado en la cordillera de Amerrique, a unos 920 metros sobre el nivel del mar". Y añade: "Sin embargo, Colón omite en su relato la palabra Amerrique". Aclara a continuación que la "denominación Provincia de América apareció por vez primera en un mapa publicado en Basilea el año 1522 (...)" y cita a Wilder (Notas) como corroboración de lo antes expuesto: "Es muy probable que la cordillera nicaragüense de Amerique (gran montaña como el monte Meru) diese su nombre a todo el continente, pues en caso de habérselo dado Vespucio, seguramente lo derivaría del apellido y no del nombre. Si llega a comprobarse la etimología atribuida por Bourbourg a las palabras atlas y atlántico, con su raíz atlan, concordarán admirablemente ambas hipótesis. Como quiera que Platón no es el único autor que alude a un continente sito más allá de las columnas de Hércules, y teniendo en cuenta que el mar es poco profundo y abundante en algas en toda la región tropical del Atlántico, no es despropósito suponer que en aquellas latitudes existió un continente o un copioso archipiélago. También en el Pacífico se hallan indicios de que un tiempo existió un populoso imperio insular de raza malaya o javanesa, o tal vez un continente que se dilataba de Norte a Sur. Sabemos que el continente lemúrico es un sueño para los científicos, y que el desierto de Sahara y la comarca central de Asia fueron un tiempo mares".4
Tras aludir al evidente nexo entre la voz egipcia MER y la americana AMERRIQUE, veamos ahora las demás evidencias que, al respecto, planteo en mi artículo En América, las huellas del Antiguo Egipto6, dedicado a la eminente investigadora cubana Thelvia Marín Mederos5.
(…) “Volviendo a la etimología de América, el investigador venezolano Domingo Dias Portas6, de la Gran Fraternidad Universal basada en las enseñanzas del Maestro Serge Raynaud de la Ferrière (…) corrobora en nuestros días el origen autóctono del nombre al afirmar que, dado que la Nueva Era de Acuarios tiene: (…)”su centro generador en la cultura de Amerrikua [nombre autóctono, no importado], es justo y culturalmente digno que usemos términos culturalmente propios de nuestras lenguas aborígenes.”
Y añade: “En la lista parcial que el Maestre7 da en Los Grandes Mensajes [pág 345 de la ed.Original, cap. "Dirección espiritual del mundo"] de los 153 movimientos que al principio integraron la Gran Fraternidad Universal, aparecen para América, entre otros, los Defensores de Wari-Runa en Perú [es una Orden Inka], los Iniciados Sumos de Honduras [viven en las montañas también en Nicaragua, junto con los Misquitos] y los Templarios de Chichen Itza’ [Orden Maya con la cual estamos relacionados], de ellos hemos tomado el nombre, pero en el Maya Arcaico: Chichan Itzaab, nombre de una constelación del hemisferio boreal, conocida en el Viejo mundo como Osa Menor, a la cual pertenece la Estrella Polar [Estrella de Belén] y que tiene relación con el centro ceremonial maya del mismo nombre (…)8).
El fraude de “Américo/Amerigo” Vespucio está ampliamente demostrado. No es necesario insistir en ello.
Analizada ya la partícula MER egipcia en el vocablo América, veamos ahora otro elemento que, como “pista” histórica y simbólica trata precisamente de esta antiquísima conexión egipcio-americana: el posible vínculo conceptual y formal entre las voces ANKH y ANAHUAC.
Estrechamente relacionada con los ritos mistéricos del Antiguo Egipto, el signo polisémico de la cruz ANKH (vida eterna, espejo, trigo, tira de sandalia) , en remotos tiempos geológicos --y tomando en cuenta la caída de un descomunal meteorito en dicha zona--, podría haberse visto representado en la configuración del Golfo de México, asumiendo que los dos extremos de la barra horizontal --que geográficamente formaría la cruz— habrían estado unidos, de un lado, a la península de Yucatán y, del otro, a la península de la Florida.9
Ante todo, analicemos el simbolismo religioso de la cruz, cuyo empleo, difundido por todo el planeta, se remonta a muchos siglos antes de la era cristiana, tanto en su acepción de muerte y sufrimiento como en la de sus contrarios, vida eterna y salvación.10 Carl G. Liungman, en su Op. Cit., hace alusión a más de 20 tipos diferentes de cruces, entre las cuales, la Cruz de San Andrés desempeña también un destacado papel en el simbolismo mistérico, sin olvidar que la sombra proyectada por el cuerpo del hombre que extiende sus brazos para saludar al Sol es la primera imagen de cruz que conocemos.
De acuerdo con J.E. Cirlot11, la cruz ansada egipcia, en su acepción de “vida y vivir” (Nem Ankh) entra en la composición de palabras como salud, felicidad, etc, y al referirse a la formación gráfica del signo, subraya la presencia de los dos principios polares, femenino y masculino, plasmados, respectivamente, como círculo vital penetrado por la línea vertical que se proyecta hacia el infinito. En una analogía con el cuerpo humano, Cirlot expresa que elcírculo representaría la cabeza (la razón, el sol que le vivifica), los brazos (la línea horizontal) y el cuerpo (la línea vertical).
Sabemos que no se trata en lo absoluto de un símbolo pagano. En sánscrito, el vocablo ANAHITA significa “La Húmeda, Fuerte, Inmaculada Señora de las Aguas”.Entre los caldeos, AN• se refiere a la Madre del Mar12 y la leyenda sumeria “Inani y los siete Ananuki”, relaciona el emblematismo del número 7 con el nombre Ananuki emanado del consonantismo del vocablo ANK. Entre los egipcios, ANUKI identifica el Ank hebreo (“mi vida, mi ser”13, con el pronombre personal Anochi del nombre de la diosa egipcia Anouki, una forma de Isis14. Para los sumerios, ANKI indicaba el Universo, “lo cual puede traducirse `por algo así como ‘cielo y tierra’. 15 Y no olvidemos el Etenanki sumerio, la Torre de Babel…
Veamos ahora el caso de Anahuac, denominación que, si bien se dio al principio solo al valle de México, se extendió después a casi toda la tierra conocida después como Nueva España16 . El Dr. Miguel León Portilla, empero –en su tesis doctoral La filosofía náhuatl, estudiada en sus fuentes, 1956--, defiende el nombre de Anáhuac como el correspondiente a todo el territorio nacional, lo cual coincidiría con la definición de Anahuac que se verá a continuación. Ahora bien, ¿qué significa Anahuac? En lengua náhuatl, por tratarse de una zona situada entre dos mares, Anahuac quiere decir “cerca del agua o rodeados por agua”.17
“En cuanto al vocablo <anahuac> /a:náwak/ es de aquellos que no basta con traducirlo sino que tiene que ser explicado ;) la /a:-/ inicial significa 'agua' mientras que /-nawak/ es una postposición (es decir preposición, sólo que en náhuatl estas se colocan detrás) que significa ''junto a, cerca de' etc. Al parecer, los mexicas llamaban a las tierras conocidas <cem anahuac> /se:m a:nawak/ (cem significa 'uno, único, [como una] cosa toda unida'), así que podríamos traducirlo literalmente como: 'lo único [que hay] entre las aguas' o 'lo único junto a las aguas'. Este concepto algunos simplemente lo simplifican como 'el único mundo' o 'el único continente', pero la idea es esa: señalar que su tierra era como una especie de conglomerado unido entre las aguas del Atlántico y el Pacífico.”18 Y, como partícula, la vemos integrando una noción aún más abarcadora y profunda: cemanahuac: universo19, noción que, desde el punto de vista esotérico de los Misterios de Anahuac, es definida así por Samuel Aum Weor: “Nuestro mundo, Cem-á-nahuac, es ‘el rodeado por agua’, elemento sobre el cual se desplaza la gran serpiente-dragón.”
Llegados a este punto, estamos ante una lectura lineal, geográfica, exotérica de Anahuac y, a la vez, ante una lectura simbólica, velada, esotérica, de ese mismo vocablo, en la cual es imprescindible adentrarse en el ya mencionado simbolismo de las “aguas”. Según relata el investigador Patricio Tamariz en su Breve Historia de Chirije, el arquitecto ecuatoriano Julio Viteri, al estudiar las culturas ecuatoriamas de Valdivia, Machalilla y Chorrera, señaló la influencia de estas en las culturas arcaicas mexicanas, ocurrido mediante un contacto frecuente en viajes por balsas –dotadas de velas y mástiles y una capacidad considerable en cuanto a número de personas y a toneladas de peso-- que pueden datar de ca. 1800 a.C.
En la “Cosmología mexika de Anauak”20, encontramos esclarecedoras definiciones que es preciso conocer para captar la esencia de esta cultura mistérica. Ante todo, el hecho de la supuesta existencia de una religión politeísta:
“Sin lugar a dudas, la más popular y tergiversada concepción (o mentira) acerca de nuestra gente es que nosotros adoramos muchos dioses como parte de nuestras ceremonias. Los libros de Historia están llenos con descripciones de dioses de la lluvia, dioses del sol, los completan ilustraciones describiendo sangrientos rituales de sacrificios humanos. De hecho, nada puede estar más lejos de la verdad. La absurda idea que nosotros adorábamos dioses en alguna figura, manera o forma es resultado directo de la poca habilidad española para comprender las ideas y creencias de nuestra gente. Usando el sentido común, y una interpretación realista de los eventos históricos, nosotros podemos saber por qué mucha gente continúa creyendo que nuestra gente adora “dioses”. “
Con la antigua cultura egipcia se cometió el mismo error, hasta que el concepto de neter (plural, neteru) se entendió en su acepción exacta de “atributos” de un solo y único “dios”/energía, no como pluralidad de “dioses” en un panteón/panteones que, como consecuencia, se tornaron en extremo complejos. De ahí que se insista, tanto aquí como en numerosos textos reivindicadores de las culturas prehispánicas, que la idea del “dios” occidental no se aplica en el contexto americano, ya que el término “dios” no existe en ninguna lengua nativa:
“Su uso equivocado desde el siglo XVI se debe al desconocimiento de la antigua lengua mexicana, y a la comodidad de los cronistas, comentaristas y posteriormente de los historiadores, que creyeron encontrar en Teotl el origen divino de los dioses indígenas cuyos nombres que principiaban o terminaban en esa partícula, eran así, elevados a la categoría de divinidades.”21
En segundo lugar tenemos la alusión al Universo, el ya citado cemanahuac:
“Afortunadamente, nuestros ancestros tomaron una aproximación completamente diferente de cómo ellos [los conquistadores españoles] vieron nuestro papel en el universo. Usando un sistema de constante observación, experimentación y verificación, nuestros ancestros concluyeron que todo dentro del universo conocido es creado por una energía viviente, una energía capaz de darnos vida a todas las cosas, así como causar nuestra destrucción.
Esta energía dual penetra al cosmos y puede ser encontrada en la más pequeña de las partículas atómicas. En la filosofía de la gente de Anauak, esta energía, el creador de todo, es conocida como Ometeotl. La palabra “Ome” significa “dos” o “dual” en nuestra lengua nativa: el Nauatl, y “Teotl” significa energía cósmica.
La filosofía y tradiciones de nuestra gente han sido siempre una ciencia exacta, nunca un sistema de supersticiones guiados por la ceguera, la fe improbable en un “misterioso dios” quién controla nuestro destino. Esto es un resultado directo de la dedicación de nuestros ancestros para observar y entender las fuerzas naturales. Nuestra existencia, junto con la existencia del universo entero, está comprendida en esta energía dual.”22
Conocemos la noción del andrógino, de lo gemelar, de lo dual como polaridad de los contrarios no excluyentes: en náhuatl, Ome. “Todo lo que ven tus ojos, las piedras, la hierba, las flores, las gentes, las montañas, el cielo, los animales, los ríos y las nubes, todo, todo lo que nos rodea es y está formado por partes hombre y por partes mujer.”(Concha Michel).23
Para cerrar esta digresión acerca del vínculo conceptual y formal entre el Antiguo Egipto y una región específica de nuestra América, acudo a la erudita Thelvia Marín Mederos en su enjundioso libro Viaje al Sexto Sol24 donde analiza, entre muchos otros símbolos pertinentes con este estudio, la figura del dios o cemí taíno Bayamanaco y la tradición cultural que lo asume como procedente de Sirio. Este relato, que la escritora pone en boca de su maestro Turey, narra lo siguiente:
(…)” --¡Miren, aquella estrella brillando como si se encendiera y apagara es Sirio! ¡En Sirio, la estrella más brillante del firmamento, perteneciente a la constelación del Can Mayor, acaba de ocurrir el desprendimiento de una imponente bola de fuego!
“(…) Se supone que uno de esos meteoritos de grandes dimensiones haya hecho impacto en la cuenca del Caribe y fuera la causa de la extinción de los dinosaurios.
(…) -- No en este instante que vivimos, pero está registrado por diversas culturas de la antigüedad que aquel ígneo desprendimiento cayó en nuestro planeta y, utópicamente, todos tabularon que procedía de Sirio”. (…) Curiosamente, esta estrella era reverenciada en el Antiguo Egipto, porque los egipcios creían que anunciaba la crecida del Nilo, y por tanto las buenas cosechas”.25
En otras páginas, la referencia a Quetzalcóatl se relaciona igualmente con los conceptos mistéricos del valle del Nilo, (…) ”el dios cuyo nombre se compone con el del quetzal en vuelo y el de la serpiente ‘cóatl’, que lleva implícita el ‘átl’, agua que corre por el universo (…) Otras culturas contaban con símbolos parecidos, manifestados en forma de lagartos, serpientes, cocodrilos o salamandras, aunque fueron los mesoamericanos quienes nunca perdieron de vista la existencia de algo con plumas. Así, pusieron énfasis en la amalgama de plumajes y escamas, indicando una determinación evolutiva, una senda hacia la iluminación, o sea, la evolución completa como un círculo perfecto.”25
Otro término que encontramos en la escritura jeroglífica egipcia y en las culturas indígenas americanas, tanto de Norteamérica como de Suramérica, es el signo jeroglífico polisémico TCHES –véretebra, unión-- (véase cruz de San Andrés y hacha bipenne), como se observa en el trazado del Códice Mendocino y en la llamada cruz de Quetzalcóatl. En los Estados Unidos de Norteamérica, la partícula “che” forma parte de vocablos que designan tribus aborígenes como los comanches, apaches, cheyenes, etc. En la América del Sur, i.e., la vemos entre los mapuches, en cada caso con noción de “pueblo”, de “gente”. No obstante, el elevado misticismo de estos pueblos aborígenes tienen numerosos puntos en común con los rituales mistéricos antiguos, centrados en la energía del cuerpo humano y en sus plexos o chakras como vehículos de ascensión espiritual a lo largo del raquis. Relieve (Monte Albán). De ahí que la partícula “ches” pueda asociarse con la práctica ancestral de estos pueblos dirigida a la elevación de la energía, tanto individual como colectiva, utilizando rituales de fuego, de agua, mandalas, etc.
De regreso a la etimología del vocablo América, no debe olvidarse que ‘pirámide’ es una de las acepciones de la voz Mer y que a medida que han ido surgiendo nuevas evidencias sobre los vínculos, i.e., entre América y Asia, la teoría del aislamiento americano ha dado paso a la certeza de un contacto prolongado entre estas y otras lejanas tierras. Pruebas irrefutables de ello son diversas prácticas comunes tales como la construcción de monumentos megalíticos, la heliolatría, la ofiolatría, los mitos de la Creación, el Diluvio, cataclismos volcánicos, el origen divino de los reyes, la momificación, las estructuras piramidales, la escritura jeroglífica, el simbolismo de piedras preciosas (jade, etc). Por todo ello, apoyo a quienes han desechado la teoría del ‘origen independiente’ de las culturas precolombinas y, sobre todo, la de Florentino Ameghino en cuanto al carácter autóctono de los primitivos pobladores americanos. Thor Heyerdahl, el gigante cultural unificador de pueblos, se encargó también de demostrarlo con sus expediciones ‘Kon-Tiki’ y ‘Ra II’.
De conformidad con el análisis simbólico que se desarrollará en el presente trabajo, entre los arquetipos jungianos el axis mundi se enlaza directamente con la Serpiente Cósmica, ese ADN universal que fluye por nuestro propio raquis y permite la identidad “arriba/abajo”, axioma hermético de incuestionable validez. Thelvia Marín Mederos así lo define:
“El caduceo de la medicina, desde la antigüedad es el símbolo de la curación desde la India al mediterráneo, se relaciona con el axis mundi, pues las dos serpientes aparecen en torno a un eje axial. Ignoramos por cuántas vías diferentes los taínos de Cuba, los mayas de Guatemala, los chamanes de Benin, los farones egipcios, los ayahuasquerostabaqueros de la Amazonia, o Cheng-Tzu en China, arribaron a la visión de la serpiente cósmica como fuente creadora de vida. Investigaciones científicas plantean que esta escala, cuerdas, escalera o bejuco es el ADN, que se relaciona con las visiones chamánicas.28
De nuevo nuestra columna vertebral, a cuyo alrededor los canales Ida y Pingalá anudan el sagrado 8 plasmado en el Caduceo de Mercurio, en escudos micénicos, en la raíz iniciática de la palabra noche en diversos idiomas, donde la noción de infinito –el horizontal— se inserta veladamente en la N y en la versión lingüística del ocho (noche, notte, noite, nuit, night, nacht)(29); en el simbolismo vertebral del 33, la supuesta “edad de Cristo” y cifra resultante del respetuoso ocultamiento pitagórico del número 11 indicativo de la Gran Obra, donde el yoni como figuración matemática con valor de 10 se une con el lingam con valor de uno para conformar la cruz Ankh.
Analicemos ahora, en la costa occidental ecuatoriana, en la Bahía de Caráquez –el puerto más desarrollado del litoral del océano Pacífico, en la provincia de Manabí--, uno de los más relevantes sitios de avistamientos ufológicos y de arqueología precolombina existentes en el continente suramericano, CHIRIJE –puerto antiguo, centro ceremonial y gran sede de la cultura de Bahia (500 B.C. - 500 A.D.)--descubierto en los años 50 por el eminente arqueólogo e investigador ecuatoriano Víctor Emilio Estrada Ycaza. En nuestro intento,, esbozaremos varias conjeturas basadas en la etimología de dicho nombre y, más adelante, i.a., el nexo con el número 8 de una de las piezas allí encontradas.
En primer lugar, el significado de “estrella” que la partícula CHIRI posee en la zona denominada Chirilagua, parroquia de Conchagua, departamento de San Miguel en el territorio centroamericano de El Salvador:
“Chirilagua es nombre geográfico de origen lenca y, en idioma poton hablado por estos aborígenes ultralempinos, significa "las tres estrellas", pues está constituido de las raíces chiri, estrella, y lagua, tres. Como la raíz desinencial, agua, lleva invívito el término gua, wal, agua o río, la traducción correcta del toponímico en cuestión es "río de las tres estrellas". 29
En segundo lugar, el significado de chiri (frío), posiblemente emanadado del quechua y que, en la voz chiripá, designa al poncho con que se cubren los gauchos del cono Sur. O sea, que, como vemos, la partícula chiri, de un modo a otro, va de un extremo a otro del continente.
Pero es en la voz Shyris (Shiris, Schyris o Scyris) --nombre que recibió la tribu de los Caras por parte de la tribu de los Quitus--, donde encontramos el vínculo etimológico más directo de Chirije. Y, a pesar de la polémica en torno a la existencia de la cultura Cara y a su zona de irradiación en la Sierra y en la Costa –con sus respectivos detractores y defensores— la afirmación del Padre Juan de Velasco constituye una evidencia sólida de la presencia de esta etnia Caras/Shyris, cuyo idioma principal era el Shyra y que, alrededor del 700 n.e. arribaría en balsas a la costa manabita del Ecuador donde fundaron su capital Carán, la actual Bahía de Caráquez, que abarcaba el Norte de la provincia de Manabí y parte de la provincia de Santo Domingo de los Tsachilas.30
Por su parte, el escritor ecuatoriano Rodolfo Pérez Pimentel, al argumentar su teoría de que la fundación de Quito se debió a los Caras costeños, expresa lo siguiente:
“QUITO SE ORIGINÓ EN LA COSTA”
Existe una leyenda o tradición ancestral referida en el siglo XVII por el Cacique y quipocamayo (lector de quipos) Catarí a un Canónigo de la Catedral de Charcas en Bolivia y por éste, a su vez, al padre jesuita Annello de Oliva. Según Catarí los primeros hombres que habitaron estos territorios (se refería al Tahuantinsuyo) vivían en SUMPA (hoy península de Santa Elena); uno de ellos, llamaba Quitumbe, viajó al norte con su gente y pobló las tierras que hoy pertenecen a la provincia del Pichincha donde procedió a crear una cultura solar. Esto sucedió antes del diluvio universal del que nuestros indios guardaban una fiel memoria.
Pasado ese terrible flagelo descendió Quitumbee y los suyos del volcán Pichincha a donde habían buscado refugio y fundó una "Ciudad sagrada en la mitad del mundo" que denominó Quitu o Quito. Cabe indicar que estos primitivos pobladores debieron ser buenos astrónomos para conocer que la localización escogida quedaba cercana a la línea equinoccial.
Después de algunos años el Pichincha entró en erupción y así permaneció algún tiempo obligando a los moradores de Quitu a buscar otra zona menos peligrosa para vivir, pero este traslado no duró mucho y luego que pasó el peligro regresaron a su antigua morada. Hacia el siglo IX de nuestra era los Caras o Colorados llegaron en balsas a las costas de Manabí. Estos guerreros eran de origen amazónico y posiblemente habían estado en la península de Santa Elena por muchos siglos. Los Caras siguieron el curso de los ríos y buscando tierras fértiles entraron al valle del Guayabamba. Dominada la cultura Quitu primitiva, los Caras ocuparon la ciudad. El Padre Juan de Velasco trae en su "Historia del Reino de Quito" la genealogía Real de los Caras hasta terminar con el rey, Shilli o Shiry Caran. Shiry significa en lengua cara "Señor Natural de la Tierra".
Caran fue derrotado por el Inca Huayna Cápac, quien se casó con la princesa Paccha y fue coronado con la esmeralda, emblema de los Shirys. Quito progresó mucho como ciudad con los Incas. (…)”. Así, pies, Quito ha conocido varias épocas en su historia como ciudad. Primero fue el Quito antiguo de Quitumbe, luego el Quito-Cara, enseguida el Quito-Inca, después el Quito colonial y hoy el Quito moderno o metropolitano. (…) Su origen costeño así como su nombre autóctono indican que en el Ecuador las dos regiones (Costa y Sierra) se han entrelazado desde siempre, en abrazo fraterno de nacionalidad.”31
Asimismo, y pese a que algunos consideran una leyenda este embrollado tema relacionado con los Caras, hay otros elementos que deben considerarse en su estudio como cultura de genuina historicidad, i.e. el hecho de que los conquistadores españoles denominasen “Carasio” a los aborígenes y que la navegación constituyese un elemento esencial de dicha cultura. Lo primero contribuye a reafirmar su identidad como tal; lo segundo, confirma su contacto con otros pueblos, cercanos y lejanos, tal como se observa en el esclarecedor texto que citamos a continuación sobre la labor de Víctor Emilio Estrada específicamente en cuanto a la arqueología de la Costa ecuatoriana, en este caso de la cultura Valdivia:
La teoría del contacto transpacífico se basa en comparaciones estilísticas; los investigadores encontraron efectivamente asombrosos parecidos entre Jomón y Valdivia: modelos de casa de barro, descansa-nucas, figurinas (asociados además a los vajrapariyanka de la India), pesos para pescar (Meggers; Estrada, 1961 b: 917). Al parecer, en la época en que se habría realizado este contacto cultural (100 a.C.), Jomón estaba en pleno desarrollo, y Valdivia, particularmente propensa a recibir “nuevas ideas” (Meggers; Estrada, 1961 b: 936).
En todo caso, la extensión de dichos posibles contactos transpacíficos en tiempos tan tempranos como los aquí mencionados, ayuda a aclarar extrañas inyecciones tecnológicas y estilísticas en muchas de nuestras civilizaciones americanas, y a desechar las opiniones de timoratos opuestos a todo contacto transpacífico directo, pese a la gran cantidad de pruebas presentadas hasta hoy (Estrada, 1979 b: 12).
¿Pero cómo habrían llegado los Jomoneses desde Japón hasta el Ecuador? Ya se había señalado el carácter marítimo de Valdivia, cuyos asentamientos se encontraban perfectamente alineados al litoral (Estrada, 1979b: 8). Las investigaciones sostienen que las corrientes marítimas del Pacífico habrían trasladado a náufragos jomoneses hasta las costas ecuatorianas (Estrada; Evans;Meggers,1962 c: 372).
(…) No se descarta inclusive el contacto con otras culturas asiáticas (Estrada; Meggers; Evans, 1962 c: 372). Esta teoría fue desarrollada poco antes del fallecimiento de Estrada, quien, en la espera de pruebas suplementarias, no descartó la posibilidad de otras hipótesis.32
Por otra parte, la llamada Ruta del Spondylus –concha que solo se encuentra en Ecuador--, corrobora el estrecho y mantenido vínculo que ha tenido esta región costeña con el mar:
“La ruta Spondylus (Ostra roja espinosa) en la costa de Ecuador, muestra las culturas que prosperaban desde 8000 AC. Algunas de estas culturas como la de Bahía y la Manteña estaban entre los más expertos navegantes por lo que eran conocidos como los "fenicios de las Américas", a bordo de sus embarcaciones de madera de balsa ecuatoriana recorrieron todo el camino desde México al norte hasta el sur de Chile, uno de los objetos de comercio sagrados más importantes de todos los tiempos, es "La concha Spondylus". También fue conocido como "Mullu" en quechua (idioma de los nativos en la mayor parte de los Andes).
Esta concha es uno de los artículos más solicitados en la época prehispánica, comercializada y altamente valorada por los cacicazgos de los Andes ecuatorianos y peruanos. Se han encontrado en casi todos los descubrimientos arqueológicos más importantes de la costa oeste de América del Sur, como por ejemplo en la tumba del Señor de Sipán en el norte de Perú.
(…) Durante la conquista española, Francisco Pizarro en 1532 capturó al último Inca "Atahualpa". Su recorrido por el Ecuador es desconocido para muchos viajeros. Al llegar a la costa norte de Juananu, descubrió Coaque, donde se encontró la mayor abundancia de oro en Ecuador. Estuvo aquí desde abril a septiembre de 1531. Desde aquí, él y sus hombres documentaron a los guerreros Pasao con sus cabezas reducidas (trofeos) y cuerpos momificados en el Cabo Pasado. Fue el primer relato de la Tsantsas famoso en el Ecuador. Entonces Pizarro descubre la Bahía de Caráquez y los antiguos asentamientos en la región.
Chirije es un antiguo puerto marítimo descubierto arqueológicamente por Emilio Estrada, uno de los más notables precursores de la arqueología ecuatoriana.
En su libro “Arqueología de Manabí Central" –ya desde la Introducción--, destaca a Chirije como uno de los sitios más importantes para la costa central del Ecuador, al ser el único nombre resaltado por él en negritas y en mayúsculas. En dicha obra, además de ubicar la extensión de Chirije desde la Bahía de Caráquez hasta el Golfo de Guayas, expresa que aún se desconoce la procedencia exacta de dicha cultura, cuyo contacto con las culturas Tairona de Colombia y con la maya de Chichñen Itzá es visible, por ejemplo en la mano de moler de barro cocido –de probable uso ceremonial-- que culmina en su parte superior en forma de pico de ave. Y conocemos el simbolismo de las aves en estas culturas, tanto del Asia y del Oriente como de nuestra América: Garuda. la mitológica ave de la India, mitad humana y mitad águila; el halcón egipcio, el cóndor, el águila y el quetzal americanos…
Después de su muerte en 1961, las investigaciones se detuvieron, pero en 1994, como parte del proyecto de eco-turismo cultural, Chirije fue una vez más investigada y esta vez por la Smithsonian Institution de Washington, DC., y el profesor de arte precolombino del Museo del Louvre de París, arqueólogo director del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) junto con un especialista en las culturas del Pacífico Ecuatorial Oriental, el Dr. Jean Francois Bouchard.33
Como se explcia en la Tesis de grado “ANALISIS DEL COMPLEJO CERÁMICO PAJONAL,PROVENIENTE DEL SECTOR A, SITIO CHIRIJE, MANABI”34, Emilio Estrada excavó en Chirije en 1957 y concluyó, mediante comparaciones con otros sitios que “Chirije era un sitio ´tipo II´ es decir centro secundario especializado ya que aunque presenta estructuras, como los del Cerro de hojas (centros ceremoniales), no encuentra estelas o sillas de piedra del estilo Manteño”.
Y añade: (…) “De su investigación en el sitio, el aporte más significativo fue el estudio cerámico. En primer lugar, propone una ocupación del sitio de más de dos mil años, que se extendía en dos periodos cronológicos, Desarrollo Regional con la presencia Bahía e Integración con la presencia Manteña.De esta última ocupación se introduce la inquietud de la presencia de una fase Pre Manteña, a la que denominó fase Chirije, datado 1100 d.C., sin describir ninguna diferencias cerámica en esta fase. En segunda estancia define la cerámica Bahía (aunque expone muy someramente los tipos cerámicos hallados). (…) Reconocemos que los habitantes de Chirije debieron tener algún tipo de unión y relación con otros Bahías contemporáneos.(…)
Considerando ya la zona de Chirije como un indiscutible centro ceremonial y funerario precolombino , cabe ahora esbozar algunas conjeturas sobre varias de las piezas expuestas actualmente en su Museo. Esta tarea, que se hará sobre una base comparativa con culturas antiguas transoceánicas, en especial la egipcia, no sacará, por supuesto, conclusiones definitorias y tajantes, para lo cual se requeriría un conocimiento en extremo profundo de las demás culturas manabitas de la época, en especial de la cultura Bahía con la cual se relaciona a Chirije más directamente.
El simbolismo numérico de los dedos, 4 en cada mano y pie, alude a lo que en toda cultura mistérica que realice prácticas ceremoniales se conoce como “cuaternario inferior”, es decir, los chakras o plexos de energía 1 a 4 emblematizados en el “territorio del cuerpo humano” que es necesario “arar”, “purgar de malas hierbas” –los yoes o agregados psicológicos indeseables del neófito-- para, después, alcanzar la solarización espiritual en los tres chakras superiores, 5, 6 y 7.36 De ahí que la suma total de dedos sea 16, número kármico de purificación en el simbolismo de las “aguas” y cuya autosuma, 1 + 6, da por resultado el 7, los siete chakras iluminados, Sabiduría y Amor.
Otra de las piezas, evidente representación de un pájaro, nos evoca la figura del Horus halcón egipcio más que del águila o del cóndor de las tierras suramericanas. Es de pequeño tamaño, al igual que el resto de las figurillas encontradas en esa área, y donde la presencia de la mujer –que pudo incluso presidir ritos shamánicos— ocupa un lugar destacado.
Asimismo, es obvia la representación de altos personajes y de jefes guerreros como en esta figurilla de la cultura Bahía.
En las fotos que aparecen a continuación, tomadas en diciembre de 2010 en el propio Museo de Chirije, se observan diversas características rituales que confirman la índole mistérica de esta zona.
Fotos tomadas por Miriam Gómez Muñoz.
En estas figuras, cuyo tamaño y posición asumida podría aludir a un emblemático “segundo nacimiento” fetal tras el cumplimiento del ceremonial establecido, resalta el diseño simétrico ornamentado con símbolos entre los cuales el central recuerda el phurba o daga tibetana como figuración del lingam y el . del yoni, ambos de esencia tántrica.
Tales referencias, remotas en tiempo y espacio, no asombran cuando se conoce, por ejemplo, la relación existente entre el quechua y el hebreo e incluso entre otras lenguas semíticas:
“(…) Veamos un párrafo ilustrativo extraído de dicho artículo, donde las letras K T N aparecen en ambas lenguas37.
(...) “En la vestimentaria quechua tenemos KUTUNA « camisa », ¿qué palabra hebrea tendrá lazos estrechos con ella? ¿Qué nos ofrecen las fuentes semíticas? El hebreo bíblico arroja KUTUNET « vestido, túnica » seguido del acadio KITINNU, del arameo KATAN y del copto KHTEN. Las consonantes K T N son la raíz del parentesco.
KUTU NA
KUTU NET
KITI NNU
KATA N
KHTE N
Cuando un pueblo o nación se desplaza de un lugar a otro, este trae consigo sus tradiciones, su conocimiento y por ende su idioma, en este último conserva los apelativos con los cuales reconocerá y llamará a los objetos, animales y ritos de su gran estima. Es por ello que doy inicio a este descubrimiento nombrando al WANAQO, la llama, el mortero MUSK’A o MUTK’A y la vestimenta KUTUNA. Estos ejemplos dan a entender que el idioma quechua conserva en su vocabulario, palabras que expresan sonidos y significados contundentes que son encontradas en el hebreo bíblico y en las lenguas semíticas. Son palabras que pueden ser catalogadas como «reliquias lingüísticas», ellas mismas se encargan de manifestar el parentesco y afinidad mutua. Estos ejemplos dan a entender la posible relación lingüístico-cultural de los pueblos indígenas de los Andes con los pueblos de Medio Oriente.
(…) Aquí abajo veinte ejemplos más de cientos otros existentes que han sido descubiertos, son prueba irrefutable que estos antiguos pueblos comparten herencia común. El fenómeno lingüístico que manifiesta este hallazgo incluye la metátesis, donde las letras raíces cambian de posición; es de esta manera que podemos saber como el griego FOLIO (hoja) esta vinculado con el germano LEAF en la misma familia lingüística Indo-Europea. No obstante, uno incluye FL y el otro LF, la posición de las letras raíces están invertidas. Esto no es mera coincidencia. El mismo fenómeno ocurre en algunos ejemplos Quechua-Hebreos aquí, mientras que el intercambio de letras con sonidos similares tales como /c/, /g/, /h/, /k/ con /q/, /d/ con /t/, /m/ con /n/, /b/, /f/, /v/ con /w/, /p/, /r/ con /l/ sin dejar de lado las vocales) son aún más comunes.”37
[Por añadidura,] Es sabido que entre las antiguas lenguas hebreas y egipcias hay conocidas similitudes, no solo formales, sino simbólicas. Y reitero esta afirmación que acabamos de leer, rodeada ya con un halo de absoluta certeza: Estos ejemplos dan a entender la posible relación lingüístico-cultural de los pueblos indígenas de los Andes con los pueblos de Medio Oriente.
El papel desempeñado por la mujer en estas culturas manabitas precolombinas fue, como ya se dijo, preponderante. A guisa de ejemplo, en la cultura Chorrera (3,500-2,500 a.C:), que también se asentó en Manabí en las cercanías de la Bahía de Caráquez y de Cerro de Hojas –y considerada por Víctor Emilio Estrada como el horizonte más antiguo de esta zona--, se observan figuras femeninas en una señalada actitud de trance shamánico y en posiciones típicas de la meditación yoga, posición también hallada en una figurilla de la cultura Bahía:
Asimismo, en la cultura Valdivia –de probada influencia japonesa— las estatuillas de piedra y barro denominadas “Venus”, a pesar de su marcada estilización, evocan las Venus fecundas prehistóricas.de marcada esteatopigia -- i.a. de Brassempouy, Willendorf o Lespugue-- por su nexo con los ritos de fertilidad humana y vegetal y son prueba, no solo del contacto con culturas asiáticas, sino también con elementos rituales presentes en cultos transoceánicos como el egipcio, i.a. el androginismo, donde, claro está, tampoco faltó la representación del elemento fálico.
Lechuza, cultura Valdivia[39]
De particular interés es la interpretación simbólica de algunas figurinas de arcilla que comprenden conceptos de determinada singularidad y hasta androginismo- la dualidad entre lo Masculino y lo Femenino. Muchos ejemplos de este concepto se hallan en las figurinas de dos cabezas, también relacionadas a la realidad y la irrealidad, o al alter ego. Otros elementos el androginismo en las Venus valdivianas se ha demostrado en el escrutinio detallado de su partes corporales, como son los pechos, la cabeza, maternidad, nalgas, caderas, áreas púbicas y embarazo, además de analizarse también sus cascos, turbantes, pintura facial, máscaras, tatuajes, vestimenta o panaria, estilo de peinado o tocado, entre otras.40
Véase a continuación la representación característica que esta zona de la costa ecuatoriana hace del hermafroditismo como base de la dualidad no excluyente implícita en la polaridad masculino-femenino, positivo-negativo, Padre-Madre, expresada con suma claridad en la noción del yin-yang chino.
Imágenes de figurillas bicéfalas y otros elementos simbólicos.39
Y, como cierre de esta digresión sobre la cultura Valdivia, en estas imágenes se señala la influencia egipcia en el tocado40.41
En lo que respecta a la imagen correspondiente a la Nota 41, su figuración con la lengua afuera evocaría la representación egipcia del dios Bes –también enano, de índole fetal y protector de embarazos y partos-- y donde el jeroglífica BS, la lengua colgante, significa “iniciar”: .
Ahora bien, llegados a este punto, veremos la imagen recibida por correo electrónico --gracias a la gentileza del Sr. Patricio Tamariz--, de una pieza que, por su singularidad y simbolismo requiere ser examinada con más detalle: el fragmento de una pierna con 8 dedos en el pie.
La posición de la pierna, en especial su curvatura hacia el exterior, indica que se trata de la pierna derecha. Y este dato, en una cultura solar, mistérica, ofiolátrica42, resulta en extremo significativo por guardar una relación muy estrecha con las prácticas rituales. i.a., de la Gran Obra egipcia.
La lectura decodificatoria que en ese sentido realizo paso a paso en La Gran Rueda…., se resumiría aquí, ante todo, con la alusión al simbolismo de las direcciones izquierda y derecha en las culturas ceremoniales, lo cual, a su vez, se vincula con el número 4 como representación de los cuatro puntos cardinales y de los cuatro elementos de la naturaleza (Tierra, Agua, Fuego, Aire).
Grosso modo, diremos que la pierna/pie izquierdos indican el inicio del recorrido ritual que el neófito debe emprender y que debe completarse con el recorrido de regreso, ya con la pierna/pie derechos, como requisito indispensable para obtener la ansiada Realización/Solarización38. De ese modo, suponiendo que dicha figura mutilada tuviese dos piernas con 8 dedos en cada pie, el resultado de su simbología numérica sería nuevamente el ya mencionado 1643 = 7 que, sumado a los 4 dedos visibles en las manos de estas figurillas –total 8— remite al 15, el “entrenador psicológico del adepto” que, reducido en la autosuma, se convierte en 6: el Amor en la Creación, la armonía y el equilibrio.43
Conclusiones:
a) El contacto en épocas remotas de esta zona ecuatoriana con civilizaciones provenientes del espacio exterior o paleocontactos, ha tenido desde entonces un carácter permanente tal como evidencian en la actualidad los frecuentes avistamientos registrados en la zona de Chirije y Bahía de Caráquez aquí analizada, tema ufológico que en este artícuo será tratado por el ufólogo Lic. Orestes Girbau, Presidente del Comité Gestor de la Asociación Ufológica de Cuba y estudioso de la zona suramericana.
b) El contacto en épocas remotas de esta zona ecuatoriana con civilizaciones de Asia se evidencia en las excavaciones y rigurosos estudios efectuados por arqueólogos de la talla del ecuatoriano Víctor Emilio Estrada, quien, conjuntamente con los arqueólogos norteamericanos Betty Meggers y su esposo Clifford Evans detectaron el nexo entre la cultura japonesa Jomón y la ecuatoriana costeña de Valdivia, así como entre esta y los vajrapariyanka de la India. En esta ardua tarea de explorar la arqueología ecuatoriana, Estrada contará también con la colaboración de destacados científicos, i.a. Leonardo P. Schultz, William Taylor (Museo Nacional de Arqueología de los Estados-Unidos), Dr. Meyer Rubin (Servicio Geológico de Norteamérica), Gordon Willey (Museo Peabody de la Universidad de Harvard), así como con científicos nacionales, tales como Francisco Huerta Rendón, Carlos Cevallos Menéndez y Antonio Santiana.
c) Entre las piezas estudiadas, el apoya-nuca o descansa-nuca hallado en la India se encuentra también en el Antiguo Egipto, exotéricamente como una almohada para apoyar la cabeza de la momia y, esotéricamente, como amuleto para recuperar la cabeza en el recorrido iniciático. Esta pieza la encontramos tambien en la cultura de Jama-Coaque , en la zona manabita cercana a Bahía de Caráquez y en el propio centro ceremonial de Chirije. Ello, además de los datos aquí citados –desde la propia etimología del vocablo América—manifiesta el vínculo también existente desde épocas remotas entre estas culturas y el Medio Oriente, en especial el Antiguo Egipto y entre los hebreos.
d) Las esferas de piedra perforadas halladas en Chirije, , al igual que en numerosos sitios del mundo –Costa Rica, Ecuador, Cuba, Nueva Zelanda, Bosnia, Isla de Pascua, etc— con dimensiones que van desde un tamaño reducido hasta una escala descomunal--, constituyen un enigma que quizás pueda ser resuelto al enfocarse desde el punto de vista astronómico-ufológico, tal como ocurriría con con esta agrupacion de esferolitas halladas en la Isla de Pascua, , donde una enorme piedra esférica se identifica con el “ombligo del mundo”, y evoca el sitio ceremonial de Stonehenge, con sus alineaciones de dólmenes y menhires.49
En todo ello, la investigación emprendida por el Sr. Patricio Tamariz Dueñas sobre el eventual hallazgo de la Ciudad Cara Sumergida en los bajos de Santa Marta49 podría develar muchas de estas incógnitas, así como la continuación de dichos estudios aplicando los métodos de la Arqueología moderna: a) datación y clasificación de los artefactos y estructuras mediante el análisis de laboratorio de sedimentos, fósiles y en general, de cada estrato geológico, así como la conservación correspondien te; b) lareconstrucción de lugares y ambientes a partir de artefactos, industrias y conjuntos hasta delinear el marco de la cultura de que se trata; c) explicación de los resultados, todo ello con el auxilio ininterrumpido de la información más rigurosa y a la vez abarcadora que pueda recopilarse. Y si bien en el campo de la Arqueología moderna métodos de datación como la palinología, la paleontología, la datación por radiocarbono, por magnetismo, el índice de sedimentación son, entre muchos otros, valiosos instrumentos científicos para el ar queólogo,geólogo, ingeniero marítimo, biólogo, lingüista y demás investigadores, no debe dejarse a un lado la consulta, estudio y decodificación de textos esotéricos antiguos que, como se ha visto,a lo largo de los siglos, son capaces de suministrar asombrosas y certeras informaciones científicas.50
En el sitio ceremonial de Chirije, en su entorno paradisíaco, cuerpo y espìritu participan de una experiencia a la vez sensorial y extrasensorial que, como otro axis mundi, crece en nuestros pies desde la tierra y se eleva hacia las moradas cósmicas.
1 Publicado en: Revista Al Filo de Realidad (AFR) No. 16, 2001, Argentina; en Revista Videncia con el título ¿La Atlántida aquí?, 2005,. Edición digital No. 6,2003, La Habana Cuba. http://www.videncia.cult.cu; en Antiguos Astronautas.com (Publicación exclusiva sobre la hipótesis de las paleovisitas extraterrestres, 2005) y como colaboración en http://www.aforteanosla.com (Autores invitados).
2 En Capítulo II. Publicado en 2009 por AGEAC (Asociación Gnóstica de Estudios Antropológicos Culturales y Científicos), España, presidida por el egiptólogo e investigador Óscar Uzcategui. Véase www.vopus.org
3 H.P.Blavatsky. Isis sin Velo. Tomo II. Editorial Novedades de Libros, México D.F., 1953. pág. 395. Recuérdese que este libro fue publicado en el s. XIX.
4 Ibid, pp. 395-396. (…) Asimismo, H. P. Blavatsky expresa en la citada Nota al pie de su Op. Cit, que tal vez algún día el nombre de América se vea relacionado con el sagrado monte Meru, que, según la tradición inda, se alza en el centro de los siete continentes. No debe pasarse por alto el simbolismo del número siete.
6 Publicado en: ttp://www.aforteanosla.com.ar/Colaboraciones/cuba/articulos/calzadilla%20antiguo%20egipto.htm (1 de 15)13/07/2007.
5 Nacida en Sancti Spiritus, Cuba, tiene actualmente 88 años y aún se mantiene activa. Escultora, pintora, escritora (poesía, ensayo), periodista, psicóloga e investigadora especializada en culturas antiguas y, entre otros libros, autora de Viaje al Sexto Sol, Sociología, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006, donde despliega magistralmente sus conocimientos sobre las culturas nativas americanas, en especial, la maya.
6 Fundador en 1977 de la Asociación Mancomunidad de América India Solar (MAIS), cuya misión es rescatar y difundir las tradiciones autóctonas de América. Entre sus obras, publicadas por sus discípulos, están: “El arte como desarrollo del ser humano”, “La meditación psicológica”, “La síntesis de ciencia y religión”, “Razones para el pensamiento”, “El rito cósmico de Quetzacoatl”, “Aquí Amerrikua” y “El hombre cósmico y las civilizaciones extraterrestres”. Enviado por email por cortesía del amigo e investigador colombiano Luis Becerra Pineda.
7 Dr. Serge Raynaud de la Ferrière.
8 Tomado de: Venerable Maestro Domingo Días Portas, Astrosofía, A.U.M. ACCIÓN POR LA UNIDAD MUNDIAL, Carta Rectoral 1 Sep. 22 1999. Equinoccio de Otoño, La Misión de la Soberana Orden Solar de Chichán Itzaab.
9 Diseño realizado a solicitud de la autora por el estudiante Iván Rodríguez López.
10 Carl G. Liungman. Dictionary of Symbols, W.W. Norton and Company, New York-London,
1991, pg. 10.
11 Diccionario de Símbolos, Editorial Labor, S.A., Barcelona, 1969.
12 H.P. Blavatsky. Glosario Teosófico, Editorial Glem, Buenos Aires, 1957, pg. 36.
13 Ibid., Op. Cit, pág. 42.
14 Cita en: Ibid, pág. 44.
15 Erich von Daniken, Regreso a las Estrellas, Plaza & Janes Editores, S.A., Barcelona, 1975, pág. 150. Y agrega: “Sus mitos hablan de ´dioses´que iban al cielo con barcas y naves de fuego y que bajaban de las estrellas del mismo modo (…)”.
16 Tras diversas denominaciones, el término Nueva España abarcaba las audiencias de México, Guadalajara, Guatemala, Santo Domingo (incluida la actual Venezuela) y Manila.
17 Hay autores que, al concebir la meseta de Anahuac sólo como la parte más elevada de la
altiplanicie mexicana donde los mexicas o aztecas fundarían Tenochtitlán, interpretan esta agua como la contenida en los lagos centrales del país, no en los mares que la rodean.
18 David Sánchez, investigador barcelonés. Enviado a la autora por correo electrónico, 2002.
19 Nahuatl - Spanish Dictionary. On-line AULEX - http://aulex.ohui.net/
20 Kurly Tlapoyaua (traducido por Baruc Martínez). Este artículo proviene de Museo Cuitláhuac, http://www.cuitlahuac.org
21 En: Ibid.
22 Ibid.
23Ibid.
24 Thelvia Marín Mederos, Viaje al Sexto So, Op. Cit., Sociología, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
25 bid, pp. 228 y 229.
25 Ibid, pag. 260.
28En: El Ritual de la Cohoba, Op. Cit., pg. 133.
29 Mensaje original de Antonio Jesús, tomado de la red, reenviado por Guillermo Julio Ruiz a la autora en 2004.
29 webmaster@fisdl.gob.sv Posible alusión al sistema trinario de Sirio. En la cultura lenca, el shamanismo era practicado generalmente por mujeres, dato cuya relevancia se verá posteriormente. Subrayado de la autora.
30 Navegando por el río Esmeraldas, los caras habrían llegado a las cercanías de Quito, donde sus habitantes, los quitus, les dieron el apelativo de shyris. Se afirma que la lengua Shyra, impuesta por los caras de Carán, se relaciona con el quechua de los incas y que incluso pueden haber tenido un mismo origen,
31 Cursiva de la autora.
32 En: Apuntes. La contribución arqueológica de Emilio Estrada. Arqueologia-diplomacia-ecuador.blogspot.com/…/emilio-estrada.html
33 www.bahiadolphintours.com; www.casagrandebahia.com
34 Previa a la obtención del titulo de: LICENCIADO EN ARQUEOLOGIA, rPresentada por: M. FERNANDO MEJÍA M., GUAYAQUIL – ECUADOR, Año: 2005, … ESCUELA SUPERIOR POLITECNICA DEL LITORAL. Centro de Estudios Arqueológicos y Antropológicos.
36 Cuaternario inferior: 1. Chakra o Plexo Raíz/Tierra; 2. Plexo prostático/Agua; 3. Plexo solar/Fuego; 4. Plexo cardiaco/Aire; Triada superior divina: 5. Plexo faríngeo/Logos; 6. Plexo del Tercer Ojo/Clarividencia; 7.Plexo Corona o Loto de los Mil Pétalos/Iluminación.
37 “La lengua quechua relacionada con el hebreo bíblico”. Tomado de: http://elgrial.com/chs-bin/msboard.cgi?=elgrial&msg=331 Citado en:Calzadilla Julia, La Gran Rueda, Op. Cit. Epílogo.
40 http://alexanderhirtz.com/valdivia.xml
39 Prehistoria artística de América. htttp://personales.com
40 http://pueblosoriginarios.com/sur/andina/valdivia
41 Prehistoria artística de América. htpp://personales.com
42 La cultura manteña, que se extendía desde la actual Bahía de Caráquez hasta el Sur, además del jaguar o puma adoraban a la serpiente en la dualidad de su acepción, lo cual fue siempre un rasgo característico de las culturas precolombinas americanas.
38 Esta noción de izquierda como labor inconclusa, interrumpida e incorrecta, impregnó peyorativamente la voz sinister y por ende, siniestro, vista inclusive en la superstición popular de mal agüero al “levantarse con el pie izquierdo” y de buen augurio al hacerlo “con el pie derecho”. La rueda de 8 rayos, base alegórica de la Gran Obra egipcia, incluye 8 “permutaciones o giros” que reflejan el avance del discípulo en la senda de estos Misterios destinados a alcanzar la Solarización espiritual. Dicho recorrido, como se explica extensamente en La Gran Rueda…, se condensó de manera críptica en el siguiente tetragrámaton, organizado en 4 pares de letras correspondientes a los cuatro elementos (A:fuego, R: aire; O: agua; T:Tierra). Esto son: AROT (trabajo)-TORA (Ley de la Evolución), ORAT (hablar)-TARO (los 22 Arcanos), ATOR (diosa Hathor)-ROTA (rueda), OTAR (escuchar)-RATO (Realización). De ahí la importancia del número 8 –que el Caduceo de Mercurio refleja en todo su esplendor-- en estas culturas ceremoniales.
43 En: La Gran Rueda…, capítulo 2. En lo tocante al recorrido iniciático del neófito, la numerología alude veladamente a cada etapa de su cumplimiento: (…) “Así, el “giro completo” de 64 permutaciones se dividiría en “dos mitades” de 32 --alusivas a la primera y segunda etapas de la Gran Obra--, y estos 32, a su vez, en dos cuartos (2/4) de permutación (16) cada uno que se subdividirían en un octavo (1/8) en cada caso (8).Ello equivaldría a decir que la Gran Rueda está compuesta por 8 octavos (8/8) de permutación, por 16 cuartos de permutación (16/4) y por 32 medias permutaciones (32/2), a saber, 8x8=64; 16x4=64 y 32x2=64, visibles en el recorrido iniciático.”
43 La fusión del Fuego y del Agua, que equivalen respectivamente a la pirámide con el vértice hacia arriba y con el vértice hacia abajo, se ve plasmada en la Estrella de 6 puntas, Sello de Salomçon o Estrella de David.
49 http: //www.taringa.net
49 LOS BAJOS DE STA MARTA, LA CIUDAD CARA SUMERGIDA. www.monografias.com
50 En:HALLAZGO DE ESTRUCTURAS SUBMARINAS EN EL OCCIDENTE DE CUBA: ¿OBRA DE LA NATURALEZA O DEL HOMBRE?, Op. Cit.
http://cronicasubterranea.blogspot.com/
http://cronicasubterranea.blogspot.com/