Superiores Desconocidos versus Hermandad Blanca
Débora Goldstern
Uno de los temas recurrentes en cuanto al estudio del mundo subterráneo, es la gran contradicción exstente en gran parte de los relatos que día a día venimos recopilando. Algunas de las historias contadas presentan interpretaciones no siempre coherentes, y en algunos casos hasta rozan la esquizofrenia, ejemplo: la Hermandad de los Polares, del cual ya escribimos en este Blog.
Tratando de ahondar en este punto, a nuestro entender capital en la búsqueda de una solución al misterio que representa, es que llegamos a la conclusión que muchos de los escritos tan disímiles responden a dos facciones diferentes, que están en pugna constante, y con objetivos diferenciados en cuanto a su relación con la Humanidad de esta Planeta. Para nosotros no es igual pensar que los nazis pudieran haber contactado a estos seres en sus alocados días de la Segunda Guerra Mundial, que la carta recibida por Lenín apoyando la incipiente revolución, también comentada en nuestro sitio.
Para apoyar esta hipótesis de trabajo, recurrimos a un viejo texto de Fabio Zerpa, "Los Verdaderos Hombres de Negro", que expone con maestría esta concepción por nosotros esgrimida. Hermandad Blanca versus Superiores Desconocidos, estos últimos como los obstaculizadores y silenciadores en contra del progreso espiritual del hombre.
LOS SIN SOMBRE:
PODEROSOS SEÑORES, DUEÑOS DE LA TIERRA
DESDE LA MÁS REMOTA antigüedad se habla de ellos con respeto y temor. Son voluntades Superiores que condicionan el curso de la historia conforme a enigmáticas finalidades sólo por ellos conocidas. Pueblos e individuos son señalados para cumplir destinos y así el devenir humano no es un ciego acontecer del azar sino un camino predeterminado.
Gustavo Meyrinck, en su obra El dominico blanco, los define como un grupo de hombres que rigen los destinos humanos para evitar el caos y orientar a la sociedad hacia un plano de justicia accesible a todos.
Este gobierno oculto se serviría de emisarios que actuarían en el seno de la sociedad humana, sirviendo ciegamente a los Desconocidos en el cumplimiento de sus objetivos. Provistos de excepcionales poderes, los emisarios se ubican cerca de los grandes conductores y líderes, influenciando su voluntad o imponiendo directamente sobre su mente las directivas que se desean alcanzar. Benjamín Disraeli, estadista inglés, y el mismo Lenin, lo dejaron entrever al afirmar que por encima de lo conocido, existían hombres enigmáticos que eran quienes verdaderamente imprimían las determinantes históricas.
No obstante sus altruistas declaraciones, los Superiores superponen sus objetivos a cualquier consideración humanitaria, ya que el fin justificaría, según su filosofía, los medios, y si es necesario se echará mano de cualquier recurso para el cumplimiento de sus designios. Un personaje de la historia, para el juicio humano, puede haber sido nefasto, pero para ellos útil. Entonces lo dimensionarán con un poder increíble. Por ejemplo Atila o Hitler. Sobre este último se sabe bastante acerca de la influencia que sobre él ejercía la dominación invisible.
Thimothee Ignaz Trebitsch Lincoln, en 1919 fue consejero del general Ludendorff, el hombre que inyectó a Alemania, desde aquel entonces, odio ciego a los judíos y masones. Y de él se sabe que estaba muy complicado con la Orden Iniciática Ordo Templi Orientis, fraternidad oculta que sostiene la creencia de los Superiores Desconocidos. Más tarde se constituyó en la eminencia gris del partido nazi durante los primeros años. En la década del 20, viajó al Tibet según parece a concertar un pacto con altas jerarquías del poder invisible. Se menciona el nombre de El Lama de los Guantes Verdes, misterioso designatario que serviría de enlace entre los humanos y los Superiores. Por él quedaría acordada la utilización de Hitler, irrefrenable megalómano, pero poseedor de una notable mediumnidad, con capacidad para recibir con facilidad órdenes y directivas mentales del mundo invisible. No creemos que Hitler sirviera conscientemente a ningún tipo de directivas esotéricas, se lo hubiera impedido su tremendo orgullo y vanidad; pero las fuerzas que sobre él pesaban, ejercían influencia, sutilmente, por inserción de tendencias e inclinaciones en el nivel subconsciente.
Pero lo que aterra son los propósitos que inspiraban este plan. Otorgaban poder y victoria sobre los pueblos del mundo con el compromiso de implantar una filosofía de selección y discernimiento racial, con exterminio de los inadaptados e inadaptables.
No conocemos en detalle la urdimbre política de los tiempos muy viejos de la historia, pero ciertos episodios delatan ocultos designios. Hace más de 3500 años reinó en el Alto y Bajo Egipto, el faraón Akenatón. De él podrán decir lo que quieran algunos historiadores egiptólogos, pero lo cierto es que fue el gran reformador religioso de la antigüedad. Lo que resta aún averiguar es si la Gran Reforma que impuso en la religión fue inspirada o producto de su propio discernimiento. Las fechas de su vida y su muerte son inciertas, y según la destacada historiadora Desroches Noblecourt ¡existiría la posibilidad de que hubiera preparado su reforma a la edad de nueve años! Esto es inadmisible y debe admitirse una vez más la existencia de un personaje cercano a su trono como fuente de inspiración.
Tal vez alguien llamado "Padre Divino Ay", personaje de un exagerado misticismo, quien a la muerte de Amenofis III, el rey hereje, había desatado una persecución contra las imágenes de los dioses, rompiéndolas, y asesinado cruelmente a sus sacerdotes, hasta el punto de que le llamaban "el Gran Perverso". En fin, un verdadero Hitler de la remota antigüedad, tal vez conectado a un poder invisible superior.
Más cerca de nuestros tiempos, durante los dos últimos siglos, existieron varias eminencias grises, surgidas de un ignorado trasmundo, que desempeñaron un papel demiúrgico en el curso de la historia moderna.
A Cagilostro se le atribuye participación ideológica en la preparación subterránea de la Revolución Francesa, y el conde de Saint-Germain, entre 1752 y 1762, participa de las intrigas diplomáticas y es servidor, consejero y hasta espía de Luis XV. Ambos, Cagilostro y Saint Germain, pertenecen a logias secretas esotéricas. De ellos se dice que si bien aparentemente parecían responder a los intereses de algún rey o príncipe, en verdad no actuaban para nadie terrenal y respondían plenamente a potencias invisibles, quienes deseaban el desarrollo de una política de revoluciones en Europa que debilitara el poder de las monarquías, permitiendo el surgimiento de ideas renovadoras. La otra cara hace de Saint Germain un maestro ascendido, posiblemente, en otra encarnación.
De los Superiores se menciona como natural residencia lugares subterráneos desde donde ejercían su gobierno sobre la Tierra. Shamballah, El Agartha, cavernas bajo los Andes, o tal vez el fondo de algún océano. Pero los grandes iniciados saben que estos sitios sólo cubren parte de las posibilidades multiubicadas de estas potencias invisibles. Lo que sí parece cierto, es que escogen a sus emisarios entre destacados miembros de sociedades iniciáticas, algunas tradicionales y otras casi desconocidas, pero de viejísimo data. Rosacruces, Masones, Teósofos, las más conocidas (pero no las más importantes de las sociedades esotéricas), que imparten enseñanza a sus discípulos sobre la base que constituye la parte visible de un gobierno oculto, integrado por aquellos que han alcanzado los más altos grados de la iniciación. (Véase mi libro El reino subterráneo.)
Hay registros, claros y terminantes, de la participación, directa o secreta, de estas sociedades en hechos de trascendencia histórica. Especialmente a la Masonería se la ha señalado infinidad de veces como ejecutora ideológica de revoluciones, guerras y movimientos sociales de significación. Hasta tal punto es clara esta actividad que unas veces se lo ha declarado y otras denunciado públicamente con aporte de pruebas inobjetables. El reciente caso del juicio seguido en Europa a destacados hombres de gobierno por su integración masónica es índice claro de la profundidad de la penetración en esferas oficiales de sus miembros.
Yves d'Alveydre, por muchos conceptos notable y extraño esoterista, define como ideal programado por los Superiores Desconocidos en materia de gobierno terrenal la constitución, por encima de las naciones y sus estructuras, de un superestado, en manos de iniciados, el cual regularía, sobre bases místico-filosóficas, el curso global de las sociedades humanas fijando las finalidades y límites de la civilización en lo tecnológico y cultural.
La interpretación de este pensamiento es clara, no así su filosofía. Cada pueblo, país, estado o núcleo humano, se daría libremente el gobierno acorde con su estilo de vida, determinantes históricas, culturales, raciales, religiosas y las socioeconómicas que impongan el medio telúrico con su riqueza o su pobreza. Pero las líneas esenciales, aquellas que hacen al destino del Ser Humano como criatura cósmica, serán impuestas por el Gobierno de los Superiores Desconocidos.
Para lograrlo, el colegio oculto viene actuando, en la historia humana, interviniendo en los grandes eventos que transforman y orientan su curso. No importa si se desata una revolución o una guerra, o si se debe eliminar algún personaje político que dificulta sus planes o encumbrar a un semidemente para que sea una pieza útil en su juego. Los valores morales quedan rebasados por las grandes finalidades perseguidas.
Las Sociedades Iniciáticas tienen como función de esta política sinárquica, la organización y preparación de sus miembros proporcionándoles conocimientos, gradualmente, hasta constituirlos en los grados altos, en adeptos integrados e identificados con sus enseñanzas. Estas sociedades actúan, casi siempre, como una organización, dando fuerza con el respaldo global de sus integrantes a la acción ideológica. Sin embargo, los Desconocidos utilizan a menudo a individuos, sin ninguna preparación ocultista, para llevar a cabo hechos que hacen a sus propósitos. Es que ellos poseen condiciones que los constituyen en sujetos especiales para ciertos actos que consideran útiles a su causa. Prescinden entonces de emisarios y establecen una conexión directa. Se presenta a los elegidos en forma impactante. Si es necesario, por ejemplo, avivar el fuego místico religioso, su presentación reunirá la majestad y pureza de todo aquello que el receptor o elegido considera como santo y digno. En ese marco impartirá un pedido o una orden para que se cumpla, misión que dejará a la responsabilidad y esfuerzo del privilegiado con el milagro.
Pero muchas veces se prescinde de toda espectacularidad y se recurre a la vía telepática o auditiva. Un líder político, social o religioso, debe ser eliminado porque con su muerte se enaltecería ciertos valores que ellos consideran valiosos o simplemente porque los dificulte. Después los ejecutores declararán que han sido impelidos a efectuar su crimen por una fuerza u orden que no podían resistir.
Juana de Arco escuchaba constantemente "voces" que le indicaban su misión de liberar a Francia del dominio inglés. Pero también las escuchó el asesino de Kennedy, y muchísimos hombres más que mediante actos violentos interfirieron el curso normal de la historia.
Lo que es incomprensible para nuestros sentimientos y forma de comprender es la aparente despreocupación de las fuerzas superiores, por la suerte que les pueda caber a sus servidores luego de cumplir sus pedidos. Juana de Arco, presa para ser juzgada, se lamenta del silencio. Ya no escuchaba a quienes antes la guiaban y es abandonada a un cruel destino de muerte por fuego. Parecido camino siguieron todos aquellos que actuaron bajo la presión y mandato de seres invisibles.
Existe tanta discrepancia en el procedimiento de las fuerzas ocultas, que nos obliga a pensar que no responden a un solo centro causal, debe existir un poder igual, pero distinto en sus métodos. Aunque los dos tuvieron por objetivo una misma meta de superación para el ser humano, estarían en pugna permanentemente entre sí, en cuanto a la forma de alcanzar por los humanos una condición más elevada.
De la Fraternidad Blanca, sólo se sabe que está integrada por Grandes Iniciados. Se presume que algunas grandes figuras de la historia religiosa pertenecen a ella: Krishna, Cristo, Buda, y muy lejos en los tiempos Akenaton, pero en verdad nada se sabe. Constantemente se encarnan y su cuasi-divinidad no les impide sumarse como simples mortales, orientar en lo individual y colectivo a la Humanidad. Han renunciado a ejercitar propósito alguno en relación con el curso histórico y no pretenden orientarnos hacia destinos prefijados. Sólo nos ayudan a consumar nuestra experiencia vital y velar por la permanencia del plano manifestado en que nos toca vivir. Únicamente intervienen con hechos y circunstancias excepcionales, para advertirnos sobre peligros que pueden representar el fin de la experiencia humana, o para corregir nuestro camino cuando el desvío en que nos hemos introducido amenace muy seriamente la razón misma de nuestro estar en el Orden Cósmico.
Disfrutan y padecen con nosotros, cuando voluntariamente encarnan en nuestro mundo para ejemplo y orientación. Se oponen a la creación de organizaciones religiosas o místicas, que puedan significar muros que separen a los seres humanos, por ello, cualquiera haya sido la dimensión de su obra, no dejan escritos que sirvan como base para la fundación de organización alguna.
Como ha sido expresado, no se sabe a ciencia cierta si Jesús perteneció a la Fraternidad Blanca, pero si lo juzgamos en sus palabras y hechos, así debió ser. No dejó nada escrito, no organizó formalmente a sus seguidores.
Se presentó en este mundo para ofrecerle su cálida palabra de amor, ofreciendo a todos los que lo necesitaban la visión de su grandeza. Quiso señalar para los hombres un camino de igualdad, paz y fraterna comprensión.
He ahí las diferencias fundamentales que separan a los Grandes iniciados de la Fraternidad Blanca con los Superiores Desconocidos, aunque ambos posean iguales ideales de progreso humano; los primeros jamás intervienen activamente, sólo lo hacen como excepción, para evitar males irreparables, mientras que los otros estiman que es necesaria su constante gestión para impedir que se llegue a esos extremos no reparando en medios para lograrlo.
Como sentenció Hermes Trimegisto, arriba es igual que abajo. Las diferencias de criterio dividen a los hombres. ¿Ocurrirá lo mismo con los Dioses?
Para pensar.