Erks y las Ciudades Subterráneas
Dante Franch -Capítulo: Salta
Cuenta Dante Franch que estando en Salta en una conferencia conoce a Juan, “un amigo que hasta el día de hoy me escribo, pero que prefiere que su apellido no se de a conocer.
El también caminó desde pequeño por los valles y montañas Salteñas, en busca de oro, hasta que en una oportunidad hace unos ocho años, decide acampara en un cañadón y pasar la noche entre las montañas Salteñas.
Pasa la noche allí, y al amanecer con los primeros rayos del sol se despierta encontrándose con un paredón alto de más de cuarenta metros, que se encontraba frente a él. Lo mira y le parece extraño unas formas que observa iluminadas por el sol, en el paredón de piedra lisa.
Se incorpora y se acerca subiendo sobre las piedras y arbustos, hasta llegar a la base del paredón. Entonces no sale de su asombro al ver allí una serie de pinturas rupestres, en donde aparecen seres altos, objetos planos y otras figuras que no reconoce.
También observa una serie de hendiduras circulares en la pared, que están puestas de forma regular, y mostrando un patrón determinado en serie de tres y dos, de arriba hacia abajo. En un primer momento se asombra del tamaño de las figuras, y los símbolos grabados. Toma recaudo para determinar la posición de ese lugar, y continúa su viaje pero decidido a volver pronto.
Así ocurre, y a los dos meses regresa al lugar, haciendo el mismo recorrido; sin dificultad llega al mismo punto, al que hasta el presente volvió muchas veces.
Realizó planos y relevamientos de las figuras, le tomó fotos y recorrió el lugar, pero lo más llamativo es lo siguiente: en uno de esos viajes descubre casi al pie del paredón como si fuera una gran viga o columna acostada, muy similar a la gran columna que sostiene la apertura de la caverna de los Tayos en Ecuador.
Debajo de esa gran columna hasta la cual llega como un terraplén de piedra, tierra y abortos, parecería que hay una abertura, lo cual se ve en fotos del lugar.
Dante Franch -Capítulo: Salta
Cuenta Dante Franch que estando en Salta en una conferencia conoce a Juan, “un amigo que hasta el día de hoy me escribo, pero que prefiere que su apellido no se de a conocer.
El también caminó desde pequeño por los valles y montañas Salteñas, en busca de oro, hasta que en una oportunidad hace unos ocho años, decide acampara en un cañadón y pasar la noche entre las montañas Salteñas.
Pasa la noche allí, y al amanecer con los primeros rayos del sol se despierta encontrándose con un paredón alto de más de cuarenta metros, que se encontraba frente a él. Lo mira y le parece extraño unas formas que observa iluminadas por el sol, en el paredón de piedra lisa.
Se incorpora y se acerca subiendo sobre las piedras y arbustos, hasta llegar a la base del paredón. Entonces no sale de su asombro al ver allí una serie de pinturas rupestres, en donde aparecen seres altos, objetos planos y otras figuras que no reconoce.
También observa una serie de hendiduras circulares en la pared, que están puestas de forma regular, y mostrando un patrón determinado en serie de tres y dos, de arriba hacia abajo. En un primer momento se asombra del tamaño de las figuras, y los símbolos grabados. Toma recaudo para determinar la posición de ese lugar, y continúa su viaje pero decidido a volver pronto.
Así ocurre, y a los dos meses regresa al lugar, haciendo el mismo recorrido; sin dificultad llega al mismo punto, al que hasta el presente volvió muchas veces.
Realizó planos y relevamientos de las figuras, le tomó fotos y recorrió el lugar, pero lo más llamativo es lo siguiente: en uno de esos viajes descubre casi al pie del paredón como si fuera una gran viga o columna acostada, muy similar a la gran columna que sostiene la apertura de la caverna de los Tayos en Ecuador.
Debajo de esa gran columna hasta la cual llega como un terraplén de piedra, tierra y abortos, parecería que hay una abertura, lo cual se ve en fotos del lugar.
Juan quién es muy respetuoso de las antiguas culturas, siente que ese es un lugar sagrado y que había descubierto una antigua entrada al mundo subterráneo, y que ese conocimiento lo debía mantener oculto, sin dar la ubicación de ese lugar, pues el ser humano, solo le interesa la riqueza, el oro y joyas que allí pueden encontrar.
El mismo cambió su vida, y continúa yendo al lugar esperando que le den la indicación de entrar”.