Pequeño Niño travieso, furioso y de humores altos.
Ya es tiempo de que tu enojo se aplaque en rumores vastos
de los sones de tu tierra, chilena, y de sus cantos.
La Patagonia te sufre y te pedimos disculpas.
¡Bien sabemos que rezongas con justicia a nuestros actos!
El Humano te ha atacado, como a Gaia, que es tu Madre,
y la defensa te surge como cenizas de hoguera
que derivan continentes, volando, como alma en pena.
Hoy reclamas en respuesta a los delirios profanos
que perpetra la conciencia, no despierta a tus arcanos.
¡Descuida, no te culpamos! mas te pedimos clemencia.
Sabemos puedes ser magno ¡Todo un Señor en su Alteza!
Y nos permitas la paz de contemplar tu belleza.
Dios proteja a las ciudades que has cubierto y su entereza,
por levantarse del luto y de parir flores nuevas,
que hoy abonas con tu llanto. Nahuel acuna tu arena.
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Daniel Palavecino
Derechos de Autor
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